Publicado por la Coalición de ONG Bosques y Finanzas, que busca mejorar la transparencia, las políticas, los sistemas y las normativas en el sector financiero, el informe reveló que la financiación a esas empresas aumentó más de un 60% hasta alcanzar los 47.000 millones de dólares entre 2020 y 2021.

El análisis se produce antes de la próxima ronda de conversaciones mundiales sobre el clima en noviembre, en la que la protección de las selvas tropicales y otra biodiversidad crucial para el clima será un tema central.

Los bancos han inyectado 267.000 millones de dólares en empresas de materias primas con riesgo para los bosques desde la firma del Acuerdo de París sobre el clima en 2015, según el estudio, mientras que los inversores mantenían 40.000 millones de dólares en bonos y acciones hasta septiembre de este año.

"En realidad, las instituciones financieras del mundo están aumentando sus préstamos a las mismas industrias que están llevando a la humanidad al borde del abismo", afirmó en un comunicado Tom Picken, director de la Campaña Bosques y Finanzas de Rainforest Action Network, citando políticas "peligrosamente inadecuadas".

La evaluación de las políticas de Forests & Finance de 200 instituciones financieras expuestas a empresas que trabajan en zonas con riesgo de deforestación en América Latina, el sudeste asiático y África occidental y central puntuó al 59% de ellas por debajo de uno sobre 10, señal de "un fracaso abyecto" a la hora de mitigar los riesgos medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG).

En Indonesia, por ejemplo, los productores de pulpa y papel del sudeste asiático siguen ampliando su producción, poniendo bajo presión los bosques que quedan en el país; mientras que en Brasil, la industria de la carne de vacuno ha contribuido al 80% de la deforestación del Amazonas desde 1985, según el informe.

Las políticas de las empresas financieras a la hora de conceder créditos o invertir en ambos sectores eran "muy débiles", señalaba también el estudio, y han hecho poco por evitar la degradación medioambiental, apoyar los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales o garantizar que las empresas no explotan a las personas mediante el trabajo forzoso.

"Esta última evaluación muestra cómo los grandes bancos y los inversores institucionales están ciegos ante la urgencia del momento", declaró Picken.