El aumento de los asesinatos se produjo cuando las Fuerzas Democráticas Aliadas, un grupo armado ugandés que prometió lealtad al Estado Islámico en 2019, extendió sus ataques hacia el norte, en la provincia de Ituri, dijo la Oficina Conjunta de Derechos Humanos de la ONU.

El grupo suele masacrar a los civiles como represalia por las campañas militares en su contra.

El EI ha reivindicado la responsabilidad de parte de la violencia de las ADF, incluida una serie de atentados en Uganda en octubre y noviembre, y una explosión en un restaurante de la ciudad congoleña de Beni el día de Navidad.

Sin embargo, los investigadores de las Naciones Unidas afirman que no han encontrado pruebas de que el EI tenga mando y control sobre las operaciones de las ADF.

El Congo impuso la ley marcial en Ituri y en la vecina provincia de Kivu del Norte en mayo e inició operaciones conjuntas con el ejército de Uganda en noviembre contra las ADF.

Los niveles de violencia no han disminuido, pero las autoridades congoleñas insisten en que están haciendo progresos.

El viernes, las autoridades detuvieron a un combatiente keniano del ADF, Salim Mohamed Rashid, dijo el portavoz del gobierno Patrick Muyaya. No proporcionó más detalles.

Rashid apareció en el primer vídeo de una decapitación de la ADF el pasado mes de junio, según Laren Poole, de la Fundación Bridgeway, con sede en Estados Unidos, que estudia al grupo.

"Combatientes extranjeros como Salim demuestran el alcance de las redes del ADF en (África Oriental) y también podrían suponer un peligro directo si el ADF decidiera empezar a enviarlos de vuelta a sus países de origen para establecer células, como han hecho en Uganda en el pasado", dijo Poole.

En septiembre, las autoridades dijeron que habían detenido a un combatiente jordano de la ADF, que se creía que estaba a cargo de los drones de la milicia.