La UE acordó a principios de este mes una nueva ley que obliga a las empresas a presentar una declaración de diligencia debida que demuestre que sus cadenas de suministro no contribuyen a la destrucción de los bosques, o se arriesgan a fuertes multas.

La normativa se aplicará a la soja, la carne de vacuno, el aceite de palma, la madera, el cacao y el café y algunos productos derivados.

El viceprimer ministro y ministro de Productos Básicos de Malasia, Fadillah Yusof, declaró el viernes que esto afectará al comercio libre y justo, y repercutirá negativamente en la cadena de suministro mundial.

"El Reglamento de Productos Libres de Deforestación es un acto deliberado de Europa para bloquear el acceso al mercado, perjudicar a los pequeños agricultores y proteger un mercado nacional de semillas oleaginosas que es ineficiente y no puede competir con el coste del aceite de palma", afirmó en un comunicado.

El aceite de palma, que se utiliza para hacer de todo, desde galletas hasta cosméticos y combustible, es el aceite vegetal más barato del mundo. Pero los grupos ecologistas han culpado a su cultivo de la deforestación generalizada.

El embajador de la UE en Malasia, Michalis Rokas, afirmó el miércoles en una respuesta a la junta de aceite de palma del país que las afirmaciones sobre una prohibición del aceite de palma son falsas y engañosas.

"El aceite de palma libre de deforestación y producido legalmente seguirá comercializándose en el mercado de la UE", afirmó Rokas.

Muchas empresas de aceite de palma de los principales productores, Indonesia y Malasia, ya han adoptado normas de certificación de sostenibilidad mundiales y nacionales y se han comprometido a aplicar políticas de no deforestación.

Sin embargo, el ministro Yusof afirmó que el reglamento supondrá una carga adicional para los exportadores malayos. "Sería ofensivo para Malasia que el aceite de palma, o el país, fueran designados de alto riesgo por el Reglamento de la UE", afirmó.

La nueva ley se suma a una directiva de la UE sobre energías renovables que exige la eliminación progresiva de los combustibles derivados del aceite de palma para 2030. Como consecuencia, las importaciones de aceite de palma de la UE se han reducido en los últimos años.

Malasia e Indonesia han iniciado en los últimos años casos separados ante la Organización Mundial del Comercio, alegando que las medidas de la UE eran discriminatorias.