No nos neguemos el placer de haber asistido a una primicia en 25 años: el BCE se ha adelantado a la Fed y vuelve a una política monetaria acomodaticia. Sin embargo, no debemos dejarnos llevar demasiado deprisa y suponer que el camino hacia nuevos recortes de tipos ya está trazado.

Christine Lagarde sigue siendo prudente en sus previsiones, aunque ha subrayado que la cura de la inflación parece estar funcionando.

Sólo queda vigilar el mercado laboral a través del prisma de los aumentos salariales para ver si las cosas siguen calmándose.

De no ser así, las posibilidades de una segunda bajada de tipos en septiembre se verían seriamente comprometidas. Mientras tanto, el rendimiento alemán a 10 años ha realizado lógicamente un pequeño retroceso hacia el límite inferior de su canal alcista, que se mantiene desde febrero, apoyándose en torno al 2,45/43%, un nivel que habrá que superar para cambiar la dinámica.

Esta semana estaremos atentos al tono del discurso de Jerome Powell al término de la reunión del Comité de Política Monetaria. Aunque es probable que los tipos se mantengan sin cambios, cualquier cambio en la formulación será, una vez más, objeto de un atento escrutinio.