La empresa, que cosechó grandes beneficios cuando los precios de la carne se dispararon durante la pandemia de COVID-19, se ha enfrentado desde entonces a un declive y a la ralentización de la demanda de algunos productos. Tyson ha anunciado el cierre de seis plantas de pollo en EE.UU. aproximadamente en el último año y también ha despedido a empleados de la empresa.
La planta porcina empleaba a unas 1.200 personas en Perry, que cuenta con unos 8.200 residentes y está situada cerca de Des Moines, la capital del estado, según declaró el alcalde Dirk Cavanaugh.
"Es un gran golpe para la comunidad", dijo por teléfono. "Es nuestro mayor empleador en la zona. Va a ser difícil saber qué hacer sin ellos".
Cavanaugh dijo que la planta cerrará el 28 de junio.
Tyson no respondió a preguntas sobre el número de empleados allí, pero animó a los trabajadores a solicitar otros empleos dentro de la empresa.
"Aunque esta decisión no fue fácil, enfatiza nuestro enfoque de optimizar la eficiencia de nuestras operaciones para servir mejor a nuestros clientes", dijo la compañía.
El negocio porcino de Tyson tuvo una pérdida operativa ajustada de 128 millones de dólares en el año fiscal que terminó el 30 de septiembre, por debajo de los ingresos de 198 millones de dólares del año anterior. Sus volúmenes de ventas cayeron un 2,2%, mientras que los precios medios bajaron un 7,9%.
La planta de Perry sacrifica unos 9.000 cerdos al día, según Steve Meyer, economista jefe de ganadería de Ever.Ag. Eso supone algo menos del 2% de la producción total de carne de cerdo de Estados Unidos.
En diciembre, Smithfield Foods dijo que
poner fin a los contratos
con 26 granjas porcinas de Utah, alegando un exceso de oferta de carne de cerdo en la industria y una menor demanda de los consumidores. En octubre, Smithfield dijo que
cerraría una planta porcina
en Carolina del Norte, tras confirmar previamente que cerraría 35 granjas porcinas de Missouri. (Reportaje de Tom Polansek; Edición de Leslie Adler y Marguerita Choy)
