Jeffrey Cook fue declarado culpable de mala conducta en un cargo público en enero, tras una larga investigación penal sobre las acusaciones de pago de sobornos a altos funcionarios en Arabia Saudí.

Cook, de 67 años, también había sido acusado de supervisar pagos corruptos a intermediarios para obtener lucrativos acuerdos con la Guardia Nacional saudí.

Pero él y John Mason, que según los fiscales era el contable y copropietario del negocio de los intermediarios, fueron absueltos de corrupción en enero tras un juicio celebrado en el Tribunal de la Corona de Southwark.

Cook y Mason se habían declarado inocentes de pagar sobornos a altos funcionarios saudíes, entre ellos el príncipe Miteb bin Abdullah, hijo del difunto rey Abdullah, entre 2007 y 2012.

El caso se centró en gran medida en GPT Special Project Management, una filial ya desaparecida de Airbus. Su única actividad consistía en suministrar sistemas de comunicaciones a la Guardia Nacional saudí en virtud de un contrato con el Ministerio de Defensa.

Los fiscales habían alegado que Cook y Mason estaban en el centro de una "profunda corrupción" en el marco de la cual se pagaron sobornos por valor de más de 9,7 millones de libras (12,1 millones de dólares) a funcionarios e intermediarios saudíes entre 2007 y 2010.

Cook y Mason, sin embargo, dijeron que el gobierno británico aprobó millones de libras en pagos porque eran de interés financiero y estratégico para el país.

Tom Allen, representante de Cook, dijo que altos funcionarios, políticos y diplomáticos británicos conocían y consintieron pagos por un total de casi 60 millones de libras desde 1978.

Cook fue declarado culpable de un cargo de mala conducta en cargo público, relacionado con los pagos recibidos cuando trabajaba para el Ministerio de Defensa y antes de incorporarse a GPT.

El juez Simon Picken le condenó a 30 meses de prisión, afirmando que su delito era tan grave que sólo una pena de cárcel inmediata sería suficiente.