El yen cayó el jueves por debajo de la marca clave de los 150 dólares por primera vez desde 1990, un nuevo episodio de debilidad que aumenta la presión para que las autoridades japonesas intervengan en los mercados para frenar su cada vez más perjudicial caída.

Este nuevo episodio de debilidad se produce una semana antes de la reunión del Banco de Japón (BoJ), en la que se espera que se mantenga la política de tipos de interés casi nulos que se viene aplicando desde hace años, lo que resulta desfavorable para el yen en un momento en el que los demás grandes bancos siguen subiendo los tipos.

El ministro de Finanzas, Shunichi Suzuki, declaró a la prensa que se estaba preparando para tomar "medidas decisivas" contra las fluctuaciones excesivas de la moneda nacional.

"No podemos tolerar movimientos excesivos y rápidos en el mercado de divisas alimentados por intervenciones especulativas", añadió. "Seguiremos vigilando los tipos de cambio con atención, con un sentido de urgencia".

El dólar ha subido casi un 30% frente al yen desde principios de año, a pesar de que el gobierno gastó en septiembre unos 2,8 billones de yenes (18.700 millones de euros) para defender la moneda nacional interviniendo directamente en los mercados.

Las intervenciones fueron las primeras que se realizaron para tratar de impulsar el yen desde 1998.

"Es un nivel psicológico importante que puede desencadenar una intervención (...) La gente ha estado esperando una intervención durante un tiempo", dijo Moh Siong Sum, estratega de divisas del Banco de Singapur, sobre el movimiento de 150 al dólar.

El Banco de Japón, por su parte, volvió a ofrecer el jueves la compra de bonos en el mercado para defender su objetivo de rentabilidad a 10 años, cercana al 0,25%.

Su gobernador, Haruhiko Kuroda, ha descartado repetidamente una subida de tipos para apoyar al yen.

Pero muchos analistas creen que el yen seguirá depreciándose mientras el banco central se mantenga al margen de la oleada de endurecimiento de la política monetaria de otros grandes bancos centrales, empezando por la Reserva Federal estadounidense.

Durante mucho tiempo presentada como una ventaja para la economía japonesa porque favorecía las exportaciones, la debilidad del yen se ha convertido ahora en una desventaja porque aumenta el coste de la energía y de las materias primas importadas, en detrimento de las empresas y los hogares.