La Reserva Federal decidió por unanimidad incrementar los tipos de interés oficiales en 25 p. b. hasta el intervalo 4,75%-5,00% y señaló que el final de estas subidas está muy cerca. Si bien la actividad económica, los datos de inflación y el mercado laboral han sorprendido al alza en el arranque de 2023, las dudas sobre la salud del sistema bancario en EE. UU. animaron a la Fed a ser prudente en sus subidas de tipos. En concreto, la Fed considera que el tensionamiento de las condiciones financieras derivado de la inestabilidad en el sector bancario puede endurecer las condiciones de acceso al crédito para hogares y empresas y afectar al crecimiento económico, la creación de empleo y la inflación, aunque de un modo incierto. Powell consideró que este factor haría menos necesario incrementos adicionales en los tipos. Así, la Fed eliminó del comunicado de prensa la referencia sobre la necesidad de realizar subidas en los tipos de interés en las siguientes reuniones, y, en su lugar, añadió una referencia a que algo más de dureza en la postura de política monetaria podría ser apropiada. En cualquier caso, Powell explicó que la prioridad continúa siendo devolver la inflación al 2% y que si por ello deben subir los tipos de interés más de lo esperado lo harán, al tiempo que explicó que ningún miembro del FOMC prevé recortes en los tipos de interés en 2023 (véase la Nota Breve). Por otra parte, otros bancos centrales también anunciaron subidas de tipos en la semana: 50 p. b. en Suiza (hasta el 1,5%) y 25 p. b. tanto en el Reino Unido (hasta el 4,25%) como en Noruega (hasta el 3,0%).

Calma tensa en los mercados financieros.La respuesta de los bancos centrales de, por un lado, mantener el foco en controlar la inflación a través de subidas de tipos, pero, por el otro, afirmar su disposición a mitigar cualquier problema de liquidez en el sector bancario, generó cierta calma en los mercados financieros a lo largo de la semana, si bien bajo un patrón de elevada volatilidad. Y es que la decisión de imponer pérdidas a los tenedores de bonos convertibles contingentes, por encima de los titulares de acciones, en la compra de Credit Suisse por parte de UBS, generó recelo entre los inversores sobre la valoración de dichos activos y otros instrumentos del sector bancario, mientras que aún quedan dudas sobre la viabilidad de algunos bancos regionales en EE. UU. El comunicado de los reguladores en la eurozona y el Reino Unido, donde se reiteró el orden de prelación vigente en caso de alguna resolución bancaria, así como las señales de que el fin del ciclo de subidas en los tipos oficiales se acerca, ayudaron a generar cierta confianza entre los inversores y atenuar su demanda por activos considerados refugio. Así, tras jornadas de altibajos, las bolsas internacionales cerraron la semana en verde, los tipos soberanos se incrementaron levemente mientras el tipo de cambio del dólar se depreció frente a las principales monedas; frente al euro, cotizó cerca del 1,09, el máximo nivel desde inicios de febrero. En este contexto, el precio del petróleo se incrementó, a pesar del nuevo ascenso en los inventarios de crudo estadounidense, mientras que el precio del gas natural en Europa (TTF holandés) se mantuvo cotizando por debajo de los 45 €/MWh. Por último, el tipo de cambio del yen se apreció frente al dólar, tras el nuevo avance en la inflación núcleo (que excluye alimentos y energía) en febrero (hasta el 3,5% interanual desde el 3,2% en enero).

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