EV Resources Limited ha anunciado que la exploración ha comenzado tras semanas de compromiso exitoso y constructivo con las comunidades cercanas al proyecto Don Enrique en Perú. Las comunidades están contribuyendo con mano de obra a la campaña de exploración, y el equipo comunitario especializado de EVR está en continuo diálogo con las comunidades para establecer una relación a largo plazo de confianza, cooperación y respeto. El programa de exploración ha comenzado con un programa de muestreo subterráneo en una serie de 4 cortes transversales de exploración desarrollados por una empresa peruana de nivel medio en la década de 1980, lo que permite evaluar claramente los 2 yacimientos de brechas hidrotermales separados y paralelos que se estima que varían entre 5 y 20 metros de ancho, a lo largo de una huelga de 1500 metros de afloramiento, y separados por una partición de andesita que suele tener 90 metros de ancho.

Es en este corte transversal, donde el muestreo histórico de agarre (verificado por el equipo geológico de EVR), había ensayado hasta un 7,17% de cobre en la muestra RDEN-1 (tomada en E 459997, y N 8712314 utilizando el Datum WGS84). Las muestras del canal de 2 metros de longitud se están recogiendo con una cortadora de roca manual y una sierra de diamante, con el apoyo de un pequeño generador in situ para recargar las baterías. Se están empleando controles convencionales de GC/CC por parte de geólogos experimentados bajo la dirección del Sr. Gonzalo Lemuz, un geólogo veterano que ha ocupado puestos de liderazgo en empresas importantes y junior con un enfoque en el cobre y el oro.

El Proyecto consta de 4 licencias que cubren 1.800Ha, en un área a 21km al noreste de Jauja, y aproximadamente a 260km de la capital del país, Lima: Don Enrique, Licencia número: 0100769-12, 1000 Ha. Chaupiloma 2007, Número de licencia: 0105549-07, 100 Ha. Chaupiloma 2008, Número de Licencia: 0101581-08, 100 Ha.

PLAYA DE COCOA, Número de licencia: 010155815, 600 Ha. El sistema de afloramiento en Don Enrique se presenta como dos zonas de silicificación masiva, separadas por unos 100 m, una de aproximadamente 5 m de ancho y la otra de 15 a 20 m de ancho, con una fuerte inclinación hacia el este y un rumbo de 320°. La veta más ancha, la occidental, tiene una matriz de carbonato de cuarzo y contiene vainas de sulfuro masivo con el ensamblaje pirita-calcopirita-galena y menos esfalerita-estibina, con posterioridad posiblemente bornita supergénica (Yparraguirre y Blas Rodríguez, 2019).

La pared colgante de la veta tiene una zona de brecha hidrotermal de 2 m de espesor. Las vetas están alojadas en una roca intrusiva que ha sido cartografiada diversamente como diorita o andesita hipabisal; corta una secuencia de dacitas y rocas volcanosedimentarias del Grupo Mitu, de edad pérmica. Existe un evidente control estructural que puede estar relacionado con una falla SW-NE de escala regional en el fondo del valle.

La veta/brecha occidental ha sido explorada (probablemente en la década de 1960) a través de una conducción subterránea de 80 m de longitud y cuatro cortes transversales de 15 a 20 m que cortan la estructura. En la superficie, las dos estructuras silicificadas pueden rastrearse a lo largo de aproximadamente 1 km en la zona sur. En el lado norte del valle principal, se han cartografiado los intrusivos anfitriones a lo largo de otros 500 m de rumbo con una geoquímica anómala de astillas de roca de Cu, Pb y Zn.

Se han cartografiado vetas de cuarzo con calcopirita, galena y molibdenita con una anchura de hasta 1,5 m y una continuidad de hasta 30 m. La mineralogía y la geoquímica de las vetas/brechas polimetálicas sugieren que el sistema está relacionado distalmente con un pórfido de cobre. Hasta la fecha no se ha reconocido ninguna intrusión fuente.

Los valores anómalos de oro y plata, junto con las temperaturas de inclusión de fluidos en el rango de 150°C a 220°C, sugieren la presencia de un evento de mineralización de sobreimpresión epitermal que explota el mismo control estructural. Un conjunto de elementos típicos de la patología (As-Sb-Bi-Hg) también son anómalos y refuerzan la idea de una sobreimpresión epitermal. La justificación para iniciar la exploración en los antiguos pozos de exploración y cortes transversales es la excelente presentación de la estructura geológica y la mineralización, que ha dado a EVR la confianza necesaria para iniciar los permisos de perforación.

Se está planificando un programa de exploración geofísica con IP (polarización inducida) y magnetometría para seguir el muestreo y seleccionar los objetivos de perforación. Los valores más altos en las virutas de roca se dan en las muestras subterráneas, lo que plantea la posibilidad de que la meteorización de la superficie haya lixiviado los metales y reducido el contraste geoquímico de las muestras superficiales que representan la mayor parte de la zona. Hay un claro potencial en Don Enrique para dos posibles escenarios: Minería subterránea a pequeña escala de las propias brechas silicificadas, con el potencial de vainas epitermales de alta ley en jogs estructuralmente controlados.

Un posible sistema de pórfido en profundidad que sea la fuente de fluidos. Debido a las tasas de levantamiento que suelen encontrarse en los Andes, a menudo es posible encontrar pórfidos y sistemas epitermales relacionados en una proximidad relativamente cercana.