HAV dijo que había solicitado la Certificación de Tipo, que significa la aeronavegabilidad de una categoría particular de aeronave, y que estaba en marcha un proceso con la Autoridad de Aviación Civil para su Airlander 10, en su intento de comercializar un nuevo tipo de vuelo.

El Airlander 10 emite hasta un 90% menos de carbono que los vuelos convencionales, aunque es mucho más lento, ya que se espera que los trayectos duren algo menos del doble de tiempo.

Pero sus credenciales sostenibles significan que HAV ya se ha asegurado el interés de clientes aéreos como la española Air Nostrum, y HAV cree que su Airlander podría estar en servicio en 2028.

"Solicitar la certificación de tipo es un hito clave en nuestro viaje", declaró el director ejecutivo de HAV, Tom Grundy.

En 2016 el Airlander, apodado el "vago volador" por su forma de doble casco, sufrió un aterrizaje forzoso durante las pruebas, y un año más tarde fue fotografiado desgarrado y desinflado tras soltarse de las amarras.

Pero HAV afirma que ha mejorado su tecnología desde entonces.

Utilizando la aerodinámica, la flotabilidad y el empuje vectorial de cuatro motores de combustión, el Airlander vuela aproximadamente a la misma altitud que un helicóptero cuando se bombea lleno de helio, una diferencia clave respecto a los dirigibles llenos de hidrógeno que se hicieron tristemente famosos por el desastre del Hindenburg en 1937.

El armazón de tela endurecida del Airlander es casi tan largo como un campo de fútbol y tiene la altura de seis autobuses de dos pisos, y lleva debajo una cabina con capacidad para 100 asientos.

HAV dijo que acordará un plan con la CAA para establecer las bases de la certificación, que incluirá análisis, simulaciones y pruebas de laboratorio, en tierra y en vuelo.