El Sindicato Coreano de Trabajadores Ferroviarios exige mejoras salariales y de las condiciones de trabajo y una ampliación de los servicios del tren bala KTX para incluir rutas lucrativas como la del sur de Seúl.

La huelga, la primera desde noviembre de 2019, se produjo tras el fracaso de las negociaciones a última hora del miércoles entre el sindicato, el Ministerio de Transporte y Korea Railroad Corp (KORAIL), el operador ferroviario estatal. Estaba previsto que finalizara a las 9.00 horas del lunes (medianoche del domingo GMT).

El ministerio estimó que los trenes de carga circularían a un 21%-47% de su capacidad normal, pero era improbable un impacto importante en las empresas, ya que los artículos de exportación clave de Corea del Sur, como los semiconductores, no dependen del ferrocarril.

KORAIL dijo que planea movilizar a empleados sustitutos y que alrededor del 68% de las rutas del KTX, y el 75% de los metros, funcionarán. También pidió disculpas por las molestias ocasionadas a los pasajeros.

El jefe de la empresa, Han Moon-hee, criticó la huelga como "ilegítima" e instó a los trabajadores a volver al trabajo.

El ministro de Trabajo, Lee Jeong-sik, también pidió el miércoles al sindicato que cancelara la huelga prevista, alegando el impacto económico y las molestias a la población.

Un funcionario de una empresa cementera, que se encuentra entre los sectores que se verán afectados por la huelga, dijo que no había un impacto inmediato pero que la situación podría empeorar si la huelga se prolongaba.

Según la Asociación del Cemento de Corea, el ferrocarril representa el 40% del transporte de cemento y, si la huelga se prolonga, la menor capacidad de entrega podría afectar a la rentabilidad de las empresas durante la temporada alta de construcción del otoño.

"Actualmente hemos preparado algunas existencias en previsión de la huelga, pero no son muchas. Si la huelga se alarga, tendremos que recurrir al transporte terrestre, lo que aumentará los costes y afectará a la rentabilidad", dijo el funcionario.