BEIJING, 13 jul (Reuters) - La economía de China probablemente creció un 7,3% en el segundo trimestre respecto al año anterior debido a la baja base comparativa del año pasado, pero el impulso se está debilitando rápidamente, mostró una encuesta de Reuters, aumentando las expectativas de que Pekín tendrá que desplegar más medidas de estímulo pronto.

Aunque la lectura estará muy sesgada por los reveses económicos causados por los confinamientos por el COVID-19 el año pasado, la expansión esperada sería la más alta desde el segundo trimestre de 2021, según la mediana de las previsiones de 56 economistas encuestados por Reuters.

El producto interior bruto creció un 4,5% más de lo previsto en el primer trimestre, impulsado por la demanda reprimida tras tres años de restricciones pandémicas, pero el impulso se ha desvanecido desde abril a medida que se debilita la demanda interna y externa.

Destacando la rápida y brusca desaceleración, los analistas prevén que la economía crezca sólo un 0,5% en el segundo trimestre respecto a los tres primeros meses del año, cuando se expandió un 2,2%.

"La economía carece de fuerzas motrices internas y no es sorprendente ver una ralentización del crecimiento de forma intertrimestral", declaró Zhang Yiping, economista de China Merchants Securities.

"Esperamos algunas medidas de apoyo, pero parece improbable un estímulo monetario agresivo".

Los economistas achacan el desvanecimiento de la recuperación a los "efectos cicatrizantes" causados por las estrictas medidas pandémicas y las prolongadas restricciones normativas sobre los sectores inmobiliario y tecnológico. Ante la incertidumbre, los hogares y las empresas privadas, más prudentes, están acumulando ahorros y pagando su deuda en lugar de realizar nuevas compras o inversiones.

Los datos del jueves mostraron que las exportaciones chinas sufrieron en junio su mayor caída en tres años, con un descenso interanual del 12,4%, peor de lo esperado, a medida que el enfriamiento de la demanda mundial añade más tensión a la economía.

A principios de esta semana, los precios a la producción cayeron en junio al ritmo más rápido de los últimos siete años y los precios al consumo estuvieron al borde de la deflación.

El primer ministro Li Qiang, en una reunión con economistas la semana pasada, se comprometió a poner en marcha medidas de apoyo oportunas para estabilizar el crecimiento y el empleo.

Todas las miradas están puestas en la reunión del Politburó, prevista para finales de este mes, en la que los máximos dirigentes podrían marcar el rumbo de la política monetaria para el resto del año.

Aunque se considera que China está en vías de alcanzar su modesto objetivo de crecimiento para 2023, en torno al 5%, una desaceleración más profunda podría avivar la pérdida de empleo y alimentar los riesgos deflacionistas, minando aún más la confianza del sector privado, según los economistas.

Según la encuesta, es probable que el crecimiento económico se ralentice hasta el 4,8% en el tercer trimestre y el 5,3% en el cuarto, con una previsión de crecimiento para todo el año del 5,5%.

SE ESPERAN MÁS ESTÍMULOS

Es probable que las autoridades pongan en marcha medidas de estímulo que incluyan gasto fiscal para financiar proyectos de infraestructuras de gran envergadura, más apoyo a los consumidores y a las empresas privadas, y cierta relajación de la política inmobiliaria, según afirmaron expertos y economistas.

El banco central chino prorrogó el lunes hasta finales de 2024 algunas de las políticas moentarias anunciadas en un paquete de rescate de noviembre para apuntalar el sector inmobiliario, incluidas las prórrogas de reembolso de préstamos para promotores.

Los analistas consultados por Reuters esperan que el banco central recorte el coeficiente de reservas obligatorias (RRR, por sus siglas en inglés) de los bancos en 25 puntos básicos en el tercer trimestre, al tiempo que mantiene estables los tipos de interés de referencia para los préstamos.

El banco central recortó el RRR --la cantidad de efectivo que los bancos deben mantener como reservas-- en marzo.

En junio, China recortó sus tipos de interés de referencia en 10 puntos básicos, la primera reducción de este tipo en 10 meses.

Pero es probable que el banco central se muestre cauteloso a la hora de recortar aún más los tipos de interés. Según los analistas, la reticencia de las empresas privadas y los hogares a contraer préstamos significa que una política monetaria de relajación continuada podría perjudicar a unos bancos que ya están teniendo dificultades contra la presión de los márgenes.

Una relajación agresiva también podría provocar más salidas de capital de los mercados financieros chinos, que atraviesan dificultades, y ejercer presión sobre el yuan, que recientemente cayó a mínimos de ocho meses.

(Encuestas de Devayani Sathyan y Susobhan Sarkar en Bengaluru y Jing Wang en Shanghai; Reportaje de Kevin Yao; Edición de Kim Coghill, editado en español por José Muñoz)