De momento, la reconversión del grupo petrolero español en uno de los principales actores de los combustibles bajos en carbono parece estar ganándose el apoyo del mercado.
¿Podría este optimismo renovado ser el final de un ciclo terrible para Repsol? Desde la gran crisis de 2008, el grupo ha sufrido una serie de reveses: la nacionalización de sus activos en Argentina, una prolongada caída de los precios del petróleo y el gas entre 2014 y 2021, recortes en el pago de dividendos, rebajas de la calificación crediticia, etc.
Sin embargo, la empresa se está reposicionando ahora, con la venta de una serie de activos no estratégicos -el más reciente en Canadá- y la venta de una cuarta parte de su segmento de producción y exploración al fondo de inversión estadounidense EIG.
Cabe señalar de paso que Repsol valora este segmento en 18.000 millones de euros, casi la totalidad de su valor de empresa actual. Repsol produce 550.000 barriles equivalentes al día -principalmente gas natural- y tiene 2.000 millones de barriles en reservas probadas.
El resto de los activos, sin embargo, valen su peso en oro, en particular las seis refinerías -una infraestructura estratégica y no reproducible- con un millón de barriles diarios de capacidad; así como la red de 4.600 estaciones de servicio repartidas por España, Portugal, México y Perú; y los 4GW de generación de energía renovable.
Con sus refinerías, Repsol pretende convertirse en un peso pesado de los biocarburantes y otras alternativas bajas en carbono, como el hidrógeno. Es una apuesta industrial audaz, pero hay pocos actores capaces de asumirla, y el español es claramente uno de ellos.
Las valoraciones de los activos han mostrado un descuento sustancial con respecto a la capitalización bursátil durante al menos diez años. Por tanto, sería arriesgado basarse en este método para justificar una inversión a este precio, sobre todo teniendo en cuenta que Repsol, al igual que las demás grandes empresas, sigue valorándose principalmente en función de su rentabilidad por dividendo.
Hace cinco años, el Consejo de Administración puso en marcha un importante programa de recompra de acciones. En total, entre recompras de acciones y dividendos, se ha comprometido a devolver a sus accionistas al menos 1.300 millones de euros al año, con una revisión de este plan hasta 2025.
Por el momento, los analistas parecen inclinarse por la hipótesis de una revisión al alza de estos rendimientos del capital para los accionistas. Es cierto que la reconfiguración de la cartera avanza por el momento de manera óptima.
Otro logro notable ha sido la importante reducción de la deuda neta, que se ha sextuplicado en diez años y ahora es insignificante.
Repsol S.A. figura entre los principales grupos petroleros y de gas españoles. La actividad se organiza en torno a 4 polos:
- refinado y distribución (n° 1 español): 42,1 Mt de petróleo bruto refinados en 2022 y 25,5 Mt de productos petroleros vendidos (queroseno, gasolina, fuel, gas de petróleo licuado, etc.). A finales de 2022, el grupo explota 6 refinerías en España (5) y Perú, y una red de 4.651 estaciones de servicio implantadas en España (3.304), Perú (567), Portugal (515) y México (265). Además, Repsol S.A. desarrolla las ventas de lubricantes, combustibles de aviación, betunes y productos especiales (7.261 Kt vendidas en 2022), gas licuado de petróleo (1.207 Kt vendidas) y de productos petroquímicos (2,5 Mt de productos vendidos);
- producción de electricidad y distribución de gas natural: 8.734 Gwh de electricidad producida a partir de energías renovables y 1.650 Gwh de gas vendido en 2022;
- licuefacción, transporte y regasificación de gas natural;
- exploración y producción de petróleo y gas natural: 550.000 de barriles de hidrocarburo producidos al día en 2022.
La cifra de negocio por actividad se distribuye de la siguiente manera: España (57,9%), Perú (7,2%), Estados Unidos (5,7%), Portugal (4,6%) y otros (24,6%).