Los bancos italianos han visto cómo el precio de sus acciones se disparaba a máximos de varios años a medida que la subida de los tipos de interés turboalimentaba los beneficios, disparando los costes de los préstamos mientras los tipos de los depósitos se quedaban muy atrás.

Cuando el Banco Central Europeo se embarcó en su ciclo de subidas de tipos más rápido de la historia en julio de 2022, los bancos italianos habían completado un saneamiento que les libró de unos 290.000 millones de euros (314.000 millones de dólares) en préstamos deteriorados.

Las pérdidas por préstamos se mantienen en niveles bajos sin precedentes gracias a unas políticas crediticias más estrictas y a las generosas garantías estatales que amortiguaron el golpe que supuso para la economía la pandemia del COVID-19, la crisis energética y el repentino aumento de los costes de los préstamos.

Con amplias reservas de capital y una necesidad limitada de provisionar contra las pérdidas crediticias, los bancos han podido aumentar los pagos a los inversores, compensando así la prohibición de dividendos que los reguladores impusieron durante la pandemia.

UniCredit, en particular, ha apostado fuerte por recomprar sus propias acciones, que solían cotizar con un gran descuento respecto al valor contable del banco.

UniCredit ha destinado 11.500 millones de euros de sus beneficios entre 2021 y 2023 a la recompra de acciones, elevando una métrica de valoración clave conocida como relación precio-valor contable.

Las acciones de Intesa se han acercado a la paridad en términos de relación precio-valor contable por primera vez desde 2018, mientras que para UniCredit había ocurrido por última vez antes de la crisis financiera mundial de 2008, según mostraron los datos de LSEG. (1 dólar = 0,9223 euros)