Durante la noche, el tan esperado informe del IPC estadounidense mostró que los precios apenas subieron en mayo, con un incremento de sólo el 0,1% respecto al mes anterior. Sobre una base anual, los precios al consumo subieron un 4%, la menor subida en más de dos años, ralentizándose desde el 4,9% de abril.
Esto ha cristalizado la opinión de los operadores de que es poco probable que la Fed suba los tipos más tarde el miércoles. Ahora ven más de un 90% de posibilidades de que el banco se mantenga firme.
A la espera de una pausa, los mercados bursátiles mundiales se mostraron optimistas. El índice panregional Euro Stoxx 600 subía un 0,5% hacia las 0910 GMT. Los futuros del S&P 500 y los del Nasdaq subían ambos un 0,2%, preparando Wall Street para nuevas subidas después de que las acciones estadounidenses repuntaran durante la noche hasta máximos de 14 meses.
"Habiendo señalado ya la posibilidad de una pausa, creo que es poco probable que (la Fed) se desvíe de su rumbo en esta coyuntura concreta", dijo Richard McGuire, jefe de estrategia de tipos de Rabobank en Londres.
"Está claro que parecen estar abordando esta cuestión con cierta cautela, dado el elevado nivel de incertidumbre". Los datos del IPC de ayer estuvieron más o menos en línea, así que no hay nada ahí que desafíe esta perspectiva".
La valoración del mercado sugiere que una pausa es casi segura, pero los operadores también se preparan para la posibilidad de una sorpresa de línea dura, con una probabilidad del 60% de una subida de 25 puntos básicos en julio.
Tras alcanzar el martes el nivel más alto desde marzo, los rendimientos de los bonos del Tesoro a dos años bajaron 5 puntos básicos hasta el 4,65%.
El rendimiento de referencia a 10 años bajó por última vez 3 puntos básicos, hasta el 3,81%, tras alcanzar el martes el nivel más alto en 2 semanas y media.
"Creemos que será una pausa de halcones, ya que la Fed hace hincapié en que el ciclo de subidas podría no haber terminado. Que la pausa se convierta en un salto dependerá de los datos entrantes", dijo Eugene Leow, estratega senior de tipos de DBS Bank.
El dólar bajó un 0,1% frente a sus principales pares, rondando el mínimo de tres semanas que alcanzó el martes.
Las bolsas también se mostraron optimistas en algunas partes de Asia. El Nikkei de Tokio siguió superando sus resultados y cerró en un nuevo máximo de 33 años, antes de la reunión de política monetaria del Banco de Japón del viernes, en la que se espera que mantenga su política ultra laxa.
Los blue chips chinos marcaron la quinta sesión consecutiva de ganancias gracias a las esperanzas de más estímulos económicos, que podrían llegar el jueves, cuando se espera que el banco central de China recorte los tipos de los préstamos a medio plazo, tras el recorte de los tipos de los préstamos a corto plazo del martes.
Pero las perspectivas de inflación están causando nerviosismo en otros sectores.
En el Reino Unido, donde los datos que mostraban el martes un rápido repunte del crecimiento salarial en el Reino Unido han llevado a los operadores a elevar sus apuestas sobre la subida de tipos del Banco de Inglaterra, la libra tocó un nuevo máximo de un mes de 1,2638 dólares, impulsada por las apuestas de subida de tipos.
La deuda pública británica se calmó el miércoles y los rendimientos bajaron ligeramente en la jornada, tras la venta masiva del martes que disparó los rendimientos a dos años 25 puntos básicos, por encima de los niveles vistos durante la crisis del "mini presupuesto" de septiembre.
Los rendimientos de los bonos alemanes a dos años tocaron un nuevo máximo desde marzo.
El euro subió un 0,1%, situándose justo por debajo del máximo de tres semanas alcanzado el martes.
Los precios del petróleo revirtieron las pérdidas anteriores tras recibir un impulso del 3% por el recorte de los tipos de interés oficiales en China, con los futuros del crudo Brent subiendo un 1% hasta los 75,04 dólares por barril.
Pero el estímulo chino está haciendo mella en el yuan, que cayó a mínimos de 6 meses y medio tras el recorte de tipos del martes y la anticipación de más.
El precio del oro subió un 0,4%, a 1.950,99 dólares la onza.
