Los votantes argentinos pueden tener motivos para preocuparse por la promesa del nuevo presidente Javier Milei de una dolorosa terapia de choque económica, pero los mercados están entusiasmados, esperando que el libertario dé a la economía una "patada firme" cuando exponga su plan esta semana.

El economista outsider reafirmó el domingo sus planes de duros recortes del gasto para hacer frente a la peor crisis económica del país en dos décadas y reducir una inflación cercana al 150%, aunque advirtió de que la situación empeoraría antes de mejorar.

"No hay dinero", dijo repetidamente en su discurso inaugural, comprometiéndose a tomar decisiones difíciles aunque eso signifique dolor para el país. "El reto que tenemos por delante es titánico".

Los analistas afirmaron que Milei, que se ganó a los votantes con un plan económico de "motosierra" para recortar el gasto del Estado y superar un profundo déficit, necesitaba seguir adelante con este discurso duro. Su victoria electoral ha impulsado las acciones y los bonos en las últimas semanas.

"El eco calculado de Milei de 'sangre, trabajo, lágrimas y sudor' no es sólo retórica, sino un movimiento deliberado para moderar las expectativas e infundir urgencia ante lo que será un camino fiscal desafiante", dijo Mariano Machado, analista principal para las Américas de Verisk Maplecroft.

"Más allá de los discursos encendidos, la gobernanza eficaz es el eje de la estabilización, y el libro de jugadas de la nueva administración sigue siendo un enigma", añadió Machado.

Se espera que el jefe de economía de Milei, Luis Caputo, anuncie un paquete de medidas económicas con los inversores pendientes de una devaluación del peso, ahora sujeto a controles monetarios, recortes del gasto público y posibles privatizaciones.

En su discurso inaugural, Milei dijo que un ajuste fiscal del 5% del producto interior bruto afectará al Estado pero no al sector privado, sin dar más detalles.

"El objetivo de Milei es eliminar el déficit fiscal, el talón de Aquiles de la economía argentina", dijo Kezia McKeague, directora regional de McLarty Associates en Washington, que asesora a empresas multinacionales sobre Argentina.

RECORTAR

Los recortes podrían venir de la eliminación de los subsidios arancelarios, la reducción de los gastos de capital y la disminución de las transferencias fiscales a las provincias, dijo Fernando Marull, fundador de la consultora económica FMyA, con sede en Buenos Aires.

Marull dijo que el recorte del 5% era "alcanzable", pero que el riesgo de gobernabilidad es el principal obstáculo, ya que cuatro de cada 10 argentinos son pobres. "Creo que tiene una ventana de seis meses. Si lo consigue, Argentina volverá a la arena internacional".

Otros coincidieron en que el tiempo es esencial para Argentina.

"Será crucial para la nueva administración reavivar rápidamente la confianza", dijo el economista Gustavo Ber, añadiendo que el gobierno necesitaba apoyo social y legislativo dado el probable dolor económico que se avecina y que la inflación se disparará aún más.

"El panorama macroeconómico... es, como mínimo, aterrador. Aunque la inflación ya ha alcanzado su nivel más alto de los últimos 30 años, todo indica que lo peor está aún por llegar", afirmó la consultora GMA Capital Research.

Milei tendrá que reconstruir las mermadas reservas del banco central, que los analistas estiman en 10.000 millones de dólares netos en números rojos, aliviar una recesión inminente, reducir la pobreza en un 40% y renovar un programa fallido de 44.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional.

Sus primeras semanas pueden marcar la pauta.

"Para salir de esta situación será necesario que el nuevo gobierno actúe con rapidez y elimine los controles de capital lo antes posible", dijo Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso.

Morgan Stanley señaló en un informe que, sin un programa económico sólido, Argentina podría tener que debilitar bruscamente su tipo de cambio, actualmente en torno a 365 por dólar, lo que podría hacer que el precio del billete verde se duplicara.

"Un ajuste del tipo de cambio parece inevitable", dijo el banco de inversión en la nota del 7 de diciembre, añadiendo que podría debilitarse hasta 700 por dólar. "Una economía sin un programa económico creíble puede necesitar compensarlo con un FX más débil para atraer la inversión". (Reportaje de Walter Bianchi y Jorgelina do Rosario; Redacción de Adam Jourdan y Karin Strohecker; Edición de Nick Zieminski y Susan Fenton)