El índice de gestores de compras (PMI) manufacturero S&P Global/CIPS del Reino Unido se hundió hasta 45,3 en diciembre desde 46,5 en enero, su nivel más bajo desde mayo de 2009, aparte de los dos meses al inicio de la pandemia COVID-19 en 2020.

La lectura fue más fuerte que una estimación inicial de 44,7 publicada el mes pasado, pero muy por debajo de los 47,8 registrados en la encuesta equivalente de la zona euro el lunes.

"La producción se contrajo a uno de los ritmos más rápidos de los últimos 14 años, al debilitarse la entrada de nuevos pedidos", declaró Rob Dobson, director de S&P. "El descenso de los nuevos negocios fue preocupantemente pronunciado, ya que la debilidad de la demanda interna se vio acompañada de una caída aún más acusada de los nuevos pedidos procedentes del extranjero".

Las cifras coinciden en líneas generales con las sombrías perspectivas publicadas el mes pasado por la asociación comercial Make UK, que preveía que la producción del sector caería un 3,2% en 2023. Los últimos datos oficiales muestran que la producción fabril del tercer trimestre fue un 6,8% inferior a la del año anterior.

Los responsables de las previsiones presupuestarias del Gobierno pronosticaron en noviembre que la economía británica en su conjunto se contraería un 1,4% este año, ya que las empresas y los hogares siguen enfrentándose a una elevada inflación.

Los fabricantes que participaron en la encuesta PMI se mostraron ligeramente más optimistas sobre el año que se avecina. Las expectativas de producción futura subieron a su nivel más alto en cinco meses, ya que las dificultades de la cadena de suministro se hicieron menos agudas y las presiones inflacionistas cayeron a su nivel más bajo desde finales de 2020.

Pero las fábricas siguieron recortando puestos de trabajo en la mayor proporción desde octubre de 2020, ya que cayeron los pedidos tanto de clientes nacionales como de clientes de China, Estados Unidos, Europa continental e Irlanda.

"El principal impulsor de la pérdida de contratos de exportación fue la debilidad de las condiciones económicas mundiales, aunque también se mencionaron problemas relacionados con el Brexit, como retrasos en los envíos y costes más elevados, lo que llevó a algunos clientes de la UE a abastecerse de productos en otros lugares", señaló S&P Global.