GAZA/JERUSALÉN, 14 oct (Reuters) -Israel se preparaba el sábado para lanzar un asalto terrestre en la Franja de Gaza, controlada por Hamás, tras advertir a los palestinos que viven en este territorio densamente poblado que huyeran hacia el sur, hacia una frontera cerrada con Egipto.

Mientras tanto, el asesor de Seguridad Nacional israelí advirtió al grupo militante libanés Hezbolá de que no inicie una guerra en un segundo frente, amenazando con la "destrucción del Líbano" si lo hacía.

Israel ha prometido aniquilar a Hamás en represalia por los ataques en los que sus combatientes irrumpieron en ciudades israelíes hace una semana, disparando contra civiles y tomando decenas de rehenes en el peor ataque contra civiles de la historia de Israel.

Unas 1.300 personas murieron en el asalto, que conmocionó a Israel por las matanzas, las espeluznantes imágenes grabadas con teléfonos móviles y los informes de los servicios médicos y de urgencias sobre las atrocidades cometidas.

En respuesta, los aviones y la artillería israelíes han sometido a Gaza al bombardeo más intenso que jamás haya visto, poniendo al enclave, hogar de 2,3 millones de palestinos, bajo un asedio total.

Las autoridades de Gaza afirman que más de 2.200 personas han muerto, una cuarta parte de ellas niños, y casi 10.000 han resultado heridas. Los equipos de rescate buscaban desesperadamente supervivientes de los ataques aéreos nocturnos.

Miles de palestinos huyeron el sábado del norte de la Franja de Gaza por la ruta del esperado asalto terrestre israelí, mientras Israel bombardeaba la zona con más ataques aéreos y decía que mantenía abiertas dos carreteras para que la gente pudiera escapar.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llamó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y, aunque reiteró su apoyo "inquebrantable", habló de la coordinación internacional para garantizar que los civiles inocentes tengan acceso a agua, alimentos y atención médica.

Biden también habló con el presidente palestino, Mahmoud Abbas, quien subrayó la urgente necesidad de permitir corredores de ayuda humanitaria urgente en Gaza.

El líder de Hamás, Ismail Haniyeh, afirmó que los palestinos "permanecerán en nuestra tierra", a pesar de que, según los informes, un millón de habitantes de Gaza han huido de sus hogares desde que Israel comenzó sus bombardeos.

El ataque sorpresa de Hamás del 7 de octubre sumió a la región en una nueva crisis, mientras los furiosos dirigentes israelíes se preparan para responder con una fuerza aplastante.

"Los soldados y batallones de las Fuerzas de Defensa de Israel están desplegados por todo el país y están aumentando su preparación operativa para las próximas fases de la guerra, haciendo hincapié en importantes operaciones terrestres", declaró el ejército en un comunicado.

Añadió que esto incluiría asaltos aéreos, marítimos y terrestres y abarcaría una "arena de combate ampliada", sin dar más detalles.

El viernes, el ejército israelí ordenó a la población de la mitad norte de la Franja de Gaza, que incluye el mayor asentamiento del enclave, Ciudad de Gaza, que se desplazara de forma inmediata hacia el sur. El sábado aseguró que garantizaría la seguridad de los palestinos que huían por dos carreteras principales hasta las 16.00 hora local (1300 GMT). Al cumplirse el plazo, las tropas se concentraban en torno a Gaza.

Hamás ha pedido a la población que no se marche y afirma que las carreteras de salida son inseguras. Según indicó, decenas de personas murieron el viernes en ataques contra autos y camiones que transportaban refugiados, aunque Reuters no pudo verificarlo de forma independiente. Israel afirma que Hamás impide la salida de la población para usarla como escudo humano, algo que Hamás niega.

En un barrio de la Ciudad de Gaza que Israel ordenó evacuar, los cazas alcanzaron varias casas con sus bombas, según los residentes.

"Hemos vivido una noche de horror. Israel nos castigó por no querer abandonar nuestra casa. ¿Existe una brutalidad peor que ésta?", dijo por teléfono un padre de tres hijos desde un hospital donde se había refugiado, declinando dar su nombre por temor a represalias.

"Nunca iba a irme, prefiero morir y no marcharme, pero no puedo ver a mi mujer y a mis hijos morir ante mis ojos. Estamos indefensos", señaló.

La Media Luna Roja Palestina dijo que recibió la orden israelí de evacuar el hospital antes de las 16.00 horas, pero que no lo haría porque tenía el deber humanitario de seguir prestando servicios a los enfermos y heridos.

LIBERACIÓN DE MUJERES Y NIÑOS

Los atentados contra Israel han sumido a la nación en un profundo dolor y la han movilizado para la guerra, con cientos de miles de reservistas convocados en cuestión de días.

Las familias de los israelíes secuestrados temen por su seguridad. Avichai Brodetz, un agricultor del kibutz Kfar Aza cuya esposa y tres hijos fueron llevados cautivos a Gaza, instaló un campamento frente al cuartel general del ejército israelí para llamar la atención sobre su difícil situación.

"Lo primero que debe ocurrir es la liberación de las mujeres y los niños", declaró a la prensa. "No quiero hacer política, no quiero estar aquí con ustedes. Quiero a mis amigos, a mi casa y a mi kibutz. Espero que podamos volver allí y que nunca me vuelvan a ver".

El brazo armado de Hamás dijo que nueve cautivos, entre ellos cuatro extranjeros, perecieron durante la noche en los ataques aéreos israelíes. Hamás ya había amenazado con matar a un rehén por cada edificio que Israel bombardeara sin previo aviso.

La única ruta de salida de Gaza que no está bajo control israelí es un puesto de control con Egipto en Rafah. Egipto dice oficialmente que su lado está abierto, pero el tráfico lleva días interrumpido debido a los ataques israelíes. Fuentes de seguridad egipcias afirmaron que se está reforzando el lado egipcio y que El Cairo no tiene intención de aceptar una afluencia masiva de refugiados.

Un funcionario del Departamento de Estado estadounidense dijo que Estados Unidos está trabajando para abrir el paso fronterizo y dejar salir a algunas personas, y que había estado en contacto con palestinos-estadounidenses que quieren salir de Gaza. Washington indicó más tarde que aconsejó a sus ciudadanos que intenten llegar al cruce.

El sábado, Estados Unidos informó de que 29 ciudadanos estadounidenses habían muerto en los ataques de Hamás y 15 se encontraban en paradero desconocido, frente a los 27 anteriores.

Países y agencias de ayuda han enviado suministros a Egipto, pero hasta ahora no han podido introducirlos en Gaza. Israel dice que nada puede entrar por Rafah sin su coordinación.

Israel afirma que su orden de evacuación es un gesto humanitario para proteger a los residentes mientras erradica a los combatientes de Hamás. Las Naciones Unidas afirman que no es posible trasladar a tanta gente dentro de Gaza sin provocar un desastre humanitario.

La violencia en Gaza ha ido acompañada de los enfrentamientos más mortíferos en la frontera norte de Israel con Líbano desde 2006, lo que hace temer que la guerra se extienda a otro frente.

El movimiento armado libanés Hezbolá, al igual que Hamás, estrecho aliado de Irán, afirmó haber disparado contra cinco puestos de avanzada israelíes en la disputada zona de las Granjas de Shebaa con misiles teledirigidos y bombas de mortero.

Reuters vio misiles disparados contra un puesto del ejército israelí y escuchó bombardeos desde Israel y disparos. La radio israelí Kan informó de que cinco aldeas fronterizas habían sido bloqueadas en respuesta a una presunta incursión desde Líbano.

El asesor de seguridad de Netanyahu, Tzachi Hanegbi, dijo que Israel está "tratando de no verse arrastrado a una guerra de dos frentes" y advirtió a Hezbolá de que se mantenga al margen de los combates.

Washington también está decidido a garantizar que Irán y sus grupos afines no entren en el conflicto. La Casa Blanca dijo que Biden reiteró su advertencia del sábado contra cualquiera que pretenda ampliar el conflicto.

(Reporte de Nidal al-Mughrabi en Gaza y Ari Rabinovitch, Dan Williams, Henriette Chacar, Dedi Hayun, Maayan Lubell, Emily Rose, James Mackenzie y John Davison en Jerusalén; escrito por Peter Graff, John Davison y Patricia Zengerle; editado en español por Carlos Serrano)