Los países del G7 debatirán esta semana cuatro planes para prohibir la entrada de diamantes rusos en los mercados del G7 a partir del 1 de enero, desde una leve autorregulación hasta estrictas medidas de importación, dejando al descubierto las diferencias que explican por qué ha sido tan difícil acordar una prohibición durante más de un año, según mostraron unos documentos.

Las cuatro propuestas fueron elaboradas por Bélgica, India, un grupo francés de la industria joyera y el Consejo Mundial del Diamante y serán debatidas en una reunión técnica de representantes del Grupo de los Siete el jueves, según dijeron a Reuters funcionarios cercanos a las conversaciones.

Una prohibición del G7 afectaría gravemente a las exportaciones rusas de diamantes porque los países del G7 -Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Italia y Francia- representan el 70% de la demanda mundial de diamantes.

Pero también golpearía a la oferta, porque Rusia es el mayor productor mundial de diamantes en bruto por volumen, con un 30% de los mismos.

La principal tarea de la reunión será acordar de forma jurídicamente sólida una definición de trazabilidad de los diamantes, para poder determinar de dónde proceden las piedras.

"Parte de la razón por la que estamos estancados es que... se trata de una prohibición indirecta: es sobre los diamantes rusos que llegan (al G7) desde fuera de Rusia. Es más complicado. Hay tensión entre mantener el impulso con una declaración política primero o si los aspectos técnicos deben decidirse en su totalidad primero", dijo una de las fuentes familiarizadas con las discusiones que pidió no ser nombrada.

"En noviembre es absolutamente necesario aclarar las cosas si queremos cumplir con la fecha de inicio del 1 de enero", dijo la fuente, añadiendo que si se elige un modelo que requiera controles gubernamentales, entonces llevará más tiempo impulsar la legislación.

Llegar a un acuerdo es difícil porque los detalles de una prohibición del G7 podrían impulsar o deteriorar las condiciones comerciales de algunos de los principales centros mundiales del diamante en Bélgica, India o Estados Unidos y su participación en el negocio mundial de 87.000 millones de dólares de joyas con diamantes naturales.

Las principales diferencias entre las propuestas incluyen por dónde entran los diamantes en los mercados del G7, cómo se verificaría si proceden de Rusia, y cuáles serían los umbrales de peso y las consecuencias por infringir las normas.

India y Bélgica quieren que el punto de entrada sean sus propios centros del diamante en Bombay y Amberes respectivamente, el grupo de Francia quiere múltiples puntos de entrada para evitar cuellos de botella y el WDC quiere un sistema más autorregulado. El umbral de peso de las gemas podría ser de 1 quilate o más para las piedras pulidas.

Bélgica considera que su reputación está en juego y quiere asegurarse de que las gemas rusas no circulen y teme verse afectada por un escándalo más adelante. Considera que el rastreo y los controles tecnológicos de los diamantes en bruto son esenciales y que lo mejor es realizarlos en su centro de Amberes, que ya cuenta con requisitos estrictos.

India teme hacer recaer demasiada carga sobre sus pequeños y medianos productores si se adopta un modelo más severo. El ministerio federal de comercio indio no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.

"En estos momentos se están celebrando intensas convocatorias técnicas del G7 sobre el mecanismo de trazabilidad. Esperamos que pronto pueda haber un anuncio público", dijo un diplomático con conocimiento del asunto.

La UE y el G7 estudian una prohibición de los diamantes rusos desde 2022 como parte de sus sanciones a Moscú por su invasión de Ucrania.

Estados Unidos ya ha impuesto sanciones a la productora estatal rusa de diamantes Alrosa, pero sin una prohibición mundial, parece poco afectada: en el primer semestre de este año declaró unos ingresos de 1.900 millones de dólares y unos dividendos de 282 millones.

De Beers, el principal competidor de Alrosa, dijo el jueves que apoyaba la propuesta de la WDC, pero instó al G7 a implicar a Botsuana, Namibia, Sudáfrica, Angola e India para desarrollar el marco con aportaciones de toda la industria.

Después de que Moscú lanzara su invasión de Ucrania en febrero de 2022, los principales joyeros, como la marca estadounidense Tiffany's, dijeron que ya no comprarían diamantes rusos.

Pero sin la cooperación de India, donde se tallan la mayoría de las piedras del mundo, o sin la de Bélgica, cuya ciudad de Amberes es el mayor centro mundial de comercio de diamantes, es imposible asegurarse de que las gemas que circulan entre ellos y Dubai o Tel Aviv no sean de origen ruso.

Con todos los actores mundiales implicados, las conversaciones han sido lentas a pesar de que los diamantes, junto con el gas natural licuado y el nuclear, son de las pocas fuentes de ingresos importantes que le quedan a Moscú y a las que las potencias occidentales aún no han impuesto sanciones totales.