Las tensiones entre Rusia y Moldavia han aumentado en los últimos meses, ya que misiles rusos dirigidos contra Ucrania han entrado en el espacio aéreo moldavo y las autoridades han culpado al Kremlin de alimentar las protestas antigubernamentales, algo que éste niega.

El presidente moldavo, Maia Sandu, también acusó la semana pasada a Moscú de planear un golpe de Estado para derrocar al gobierno, mientras que el portavoz del presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó el lunes que las relaciones entre ambos países eran "muy tensas".

En una entrevista telefónica con Reuters, Popescu, ministro de Asuntos Exteriores e Integración Europea de Moldavia, afirmó que Chisinau estaba preparada, gracias en parte al apoyo de sus socios internacionales.

"Nuestras instituciones han previsto respuestas a lo largo de todo el espectro de amenazas", afirmó. "Por supuesto, contamos con medios limitados, pero al mismo tiempo no estamos solos en esto".

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó el martes su apoyo a la soberanía de Moldavia en una reunión con Sandu en Varsovia.

La invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero del año pasado había hecho temer desde el principio que Moscú intentara apoderarse de la región separatista moldava de Transdniestria, donde mantiene una pequeña presencia de tropas.

Pero Popescu dijo que el éxito de Ucrania al rechazar a las fuerzas rusas ha disminuido esa posibilidad.

"No creemos que Moldavia esté en condiciones de verse amenazada militarmente mientras Ucrania resista y mantenga la línea del frente alejada de nosotros", afirmó.

Rusia negó el año pasado querer intervenir en Moldavia después de que las autoridades de Transdniestria dijeran que habían sido blanco de una serie de ataques.

Popescu afirmó que su gobierno ha estado "constantemente alerta" ante las amenazas desde la invasión, que envió corrientes de refugiados ucranianos a Moldavia.

Entre ellas se incluyen los ataques con bombas y los ciberataques, dijo, entre otros intentos de desestabilizar la antigua república soviética de unos 2,5 millones de habitantes que ha enfadado a Moscú con su intento de ingresar en la Unión Europea.

"En el último año, los riesgos y las amenazas han sido dramáticamente mayores que antes", dijo Popescu.

Pero añadió que tenía "plena confianza" en las fuerzas de seguridad del país y en los aliados de Chisinau.

"Pase lo que pase, no estamos solos en esta peligrosa región", afirmó.