Rusia vetó la renovación anual de un panel de expertos que supervisa la aplicación de las sanciones impuestas desde hace tiempo por Naciones Unidas a Corea del Norte por sus programas de armas nucleares y misiles balísticos.

La medida de Moscú, que asesta un duro golpe a la aplicación de una miríada de sanciones de la ONU impuestas después de que Pyongyang realizara su primera prueba nuclear en 2006, subraya el dividendo que ha obtenido Kim Jong Un al acercarse al presidente Vladimir Putin en medio de la guerra de Ucrania.

"Para nosotros es obvio que el Consejo de Seguridad de la ONU no puede seguir utilizando viejas plantillas en relación con los problemas de la península coreana", declaró la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova.

Zakharova afirmó que Estados Unidos estaba avivando las tensiones militares, que las restricciones internacionales no habían mejorado la situación de seguridad y que había graves consecuencias humanitarias para la población de Corea del Norte, formalmente conocida como República Popular Democrática de Corea (RPDC).

"Estados Unidos y sus aliados han demostrado claramente que su interés no va más allá de la tarea de 'estrangular' a la RPDC por todos los medios disponibles, y un acuerdo pacífico no está en absoluto en la agenda", afirmó.

El veto ruso se considera un importante punto de inflexión en el régimen internacional de sanciones contra Corea del Norte, que se formó en 1948 con el respaldo de la entonces Unión Soviética, mientras que la República de Corea contaba con el apoyo de Estados Unidos.

Corea del Norte es el único país que ha realizado ensayos nucleares en el siglo XXI: en 2006, 2009, 2013, dos veces en 2016 y 2017, según Naciones Unidas.

¿SANCIONES?

Rusia dijo que el trabajo de los expertos no era objetivo ni imparcial, y que se habían convertido en una herramienta de Occidente.

"El Grupo de Expertos del Comité 1718 del Consejo de Seguridad de la ONU ha perdido todos los estándares de objetividad e imparcialidad, que deberían ser características integrales de su mandato", dijo Zakharova.

Dijo que los expertos se habían "convertido en una herramienta obediente de los adversarios geopolíticos de la RPDC. No tiene sentido salvarlo de esta forma".

El veto ilustra hasta qué punto la guerra de Ucrania, que desencadenó la crisis más profunda en las relaciones de Rusia con Occidente desde la Crisis de los Misiles de Cuba de 1962, ha socavado la cooperación de las grandes potencias en otros grandes asuntos mundiales.

Desde que Putin ordenó la invasión a gran escala de Ucrania en 2022, Moscú se ha esforzado por hacer alarde de un renacimiento de su relación -incluidos los lazos militares- con Pyongyang.

Washington afirma que Corea del Norte ha suministrado a Rusia los misiles que está utilizando contra Ucrania, afirmaciones que han sido rechazadas por el Kremlin y Pygonyang.

Para Putin, que dice que Rusia está enzarzada en una batalla existencial con Occidente por Ucrania, cortejar a Kim le permite poner en aprietos a Washington y a sus aliados asiáticos al tiempo que se asegura un profundo suministro de artillería para la guerra de Ucrania.

Para Kim, que ha prometido acelerar la producción de armas nucleares para disuadir de lo que él considera provocaciones estadounidenses, Rusia es un aliado de gran potencia con profundos almacenes de tecnología avanzada de misiles, militar, espacial y nuclear.

Rusia, dijo Zakharova, buscó un compromiso según el cual las sanciones se revisarían en plazos específicos, aunque esa propuesta había sido recibida con "hostilidad" por Washington.

"Hacemos un llamamiento a las partes implicadas para que se abstengan de escalar posiciones y se reconfiguren para encontrar vías de distensión, teniendo en cuenta las prioridades de seguridad conocidas", declaró Zakharova.