El embajador estadounidense en Sudáfrica, Reuben Brigety, dijo el jueves que estaba seguro de que un barco ruso sometido a sanciones estadounidenses había recogido armas de una base cercana a Ciudad del Cabo en diciembre. Altos funcionarios estadounidenses estaban "profundamente preocupados" por el hecho de que Sudáfrica no respetara su profesada política de no alineamiento, añadió.

En declaraciones tras encabezar una delegación en una visita a Estados Unidos el mes pasado, Sydney Mufamadi, asesor de seguridad del presidente Cyril Ramaphosa, hizo hincapié en la política de neutralidad en el conflicto.

"Tenemos que explicar que, efectivamente, somos activamente no alineados en lo que respecta al conflicto", declaró Mufamadi en una sesión informativa en línea.

"Nos aseguraremos absolutamente de que, si estallan guerras, nuestra contribución se calculará siempre en ayudar a las partes y a todos los demás a poner fin a tales conflictos".

Más tarde ese mismo día, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, dijo que había hablado con Ramaphosa y le instó a ayudar a aplicar el plan de paz de Kiev para poner fin a la guerra. Moscú rechaza los principios básicos del documento, que insta a Rusia a abandonar todo el territorio que ha ocupado.

"Cualquiera que ayude al agresor con armas será cómplice con todas las consecuencias", dijo Zelenskiy en un discurso por vídeo desde Roma, un día después de que Ramaphosa hablara con el presidente ruso Vladimir Putin.

Sudáfrica se ha abstenido de votar las resoluciones de la ONU que condenan la guerra.

Una serie de acontecimientos recientes, como los ejercicios navales con Rusia y China este año y la acogida del ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, han suscitado dudas sobre la postura de Sudáfrica.

Los comentarios de Brigety provocaron una reacción inmediata en la que el gobierno de Ramaphosa refutó las afirmaciones y, tras una reunión entre Brigety y la ministra de Asuntos Exteriores, Naledi Pandor, el viernes, el embajador pasó a ofrecer una aclaración.

Un comunicado del gobierno a última hora de la tarde decía: el embajador "admitió que se había pasado de la raya y pidió disculpas sin reservas al gobierno y al pueblo de Sudáfrica".

Los comentarios de Brigety también causaron estragos en la moneda local, ya que el rand se desplomó un 4,7% en una semana, al aumentar la preocupación por las posibles sanciones al país.