El BCE dijo en esa reunión que esperaba que la inflación disminuyera gradualmente hasta su objetivo del 2% en 2025, que las subidas salariales se moderaran y que el crecimiento económico repuntara.

Pero algunos de sus 26 responsables políticos expresaron dudas sobre lo que denominaron una "desinflación inmaculada", según mostró el relato del BCE de la reunión del 15 y 16 de marzo.

"Algunos miembros argumentaron que sólo había una pequeña probabilidad de que la inflación volviera a niveles bajos tan rápidamente como sugerían las proyecciones de los expertos del BCE de marzo, que daban la impresión de una 'desinflación inmaculada' (es decir, un retorno de la inflación al objetivo con un coste muy bajo en términos de pérdida de producción)", dijo el BCE en el relato.

Añadió que "varios miembros" del Consejo de Gobierno consideraban que los riesgos para las perspectivas de inflación "se inclinaban al alza en todo el horizonte".

El BCE subió los tipos de interés en 50 puntos básicos en esa reunión, pero dijo que las perspectivas eran demasiado inciertas para comprometerse a más, ya que la crisis envolvía a uno de los mayores bancos del mundo, el Credit Suisse.