Ahora, en lugar de dar la bienvenida al papa en Goma durante el viaje reprogramado, el padre Muhigi se unirá a docenas de otros católicos del este, entre los que se encuentran víctimas de la violencia y de desastres naturales, que están haciendo el viaje campo a través hasta la capital congoleña, Kinshasa, esta semana.

Cuando en diciembre se reactivó el plan de la visita de Francisco al país centroafricano, la primera de un pontífice en 38 años, ya no se mencionaba la visita a Goma después de que estallara la violencia rebelde en la región.

"Lo esperábamos con gran alegría", dijo el padre Muhigi. "No es una decepción para mí, porque es comprensible", dijo.

"Sabemos que estaba en su corazón venir a Goma, por eso insistió en que hubiera un grupo de Goma, especialmente víctimas de la violencia con las que quería reunirse. Así que lo entendemos. Eso demuestra que realmente quería venir".

El este del Congo ha sido testigo de un resurgimiento de los combates entre el grupo rebelde M23, dirigido por los tutsis, y el ejército congoleño. Los rebeldes se han apoderado de territorios en una rápida embestida y han avanzado hasta unos 20 km (12 millas) de Goma. Los combates han desplazado al menos a 450.000 personas.

El padre Muhigi dijo que muchas de las personas del este que se reunirían con el papa eran las afectadas por los combates.

"Nos hemos centrado en las víctimas: las víctimas de las distintas guerras, de la violencia y las que han sufrido catástrofes naturales", dijo.

El domingo celebró un último servicio religioso antes del viaje de 1.500 km (930 millas) a la capital, dirigiendo a una congregación en oración en una sencilla capilla pintada de azul.

"Aquí tenemos erupciones volcánicas y guerra. Viene para que siempre sepamos que Dios está aquí, que está con nosotros. Dios no nos abandona a pesar de nuestro sufrimiento", dijo la congregante Sor Marie-Julienne Mwene Bikira, que también viaja a Kinshasa.

En 2021, una erupción volcánica en las afueras de Goma dejó un rastro humeante de destrucción de 800 metros de ancho, sepultando cientos de casas y desplazando a miles de personas.