Durante una rara visita de Blinken a Pekín, China y Estados Unidos acordaron el lunes estabilizar su intensa rivalidad para que no derivara en conflicto, pero no lograron ningún avance importante.

Blinken dijo, sin embargo, que había pedido al gobierno chino que estuviera muy atento a la posibilidad de que empresas chinas pudieran estar proporcionando a Rusia tecnología que ésta pudiera utilizar en su guerra en Ucrania, algo que Moscú califica de "operación militar especial".

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que Pekín tenía el derecho soberano de forjar lazos con otros países y que el proceso de intentar construir unas relaciones previsibles entre China y Estados Unidos era importante.

Rusia no creía que hubiera riesgo de que las conversaciones entre Estados Unidos y China causaran problemas a Moscú, dijo.

"Nuestra relación de asociación estratégica con China nos hace confiar en que el desarrollo de las relaciones (de Pekín) con otros países nunca irá dirigido contra nuestro país", dijo Peskov.

Golpeada por las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea por Ucrania, Rusia ha buscado en Pekín un mercado para sus exportaciones energéticas y una asociación en un eje global antioccidental que desafiaría el orden mundial existente.

Xi visitó Rusia en marzo, prometiendo amistad, pero manteniendo una "posición imparcial" sobre el conflicto de Ucrania. El plan de paz propuesto por Pekín no ha producido hasta ahora ningún avance.