El índice alcanzó sucesivos máximos históricos este trimestre, tras superar el 22 de febrero niveles vistos por última vez en 1989, durante la burbuja económica del país.
El repunte se vio respaldado por una mejor gestión empresarial, las compras extranjeras gracias a un yen más débil y las expectativas de que el Banco de Japón mantenga una política monetaria flexible.