Acre Impact Capital, un gestor de inversiones de impacto de deuda privada, pretende abordar el déficit de financiación de infraestructuras estimado en 100.000 millones de dólares anuales en el continente proporcionando una parte de la financiación no garantizada para proyectos de financiación de exportaciones.

Normalmente, los organismos de crédito a la exportación garantizan hasta el 85% de los préstamos y exigen que el resto se obtenga de forma privada, pero la disposición de los bancos a financiar el resto ha disminuido, ya que estos proyectos conllevan una mayor carga de capital y pueden ser difíciles de reasegurar.

Como resultado, hasta la mitad de las operaciones que respaldaría una agencia de crédito a la exportación no llegan a realizarse, declaró a Reuters Hussein Sefian, director ejecutivo de Acre.

"Hacemos posible una transacción que no se produciría de otro modo, ya que no hay capacidad de aseguramiento y los bancos no pueden (sin ella)", dijo. "Podemos entrar y ayudarles a cerrar una operación aportando ese 15%, ahí es realmente donde añadimos valor en el mercado".

El fondo, que pretende respaldar proyectos en ámbitos como las energías renovables, la sanidad, la alimentación y el agua, tratará de movilizar 5,60 dólares de capital del sector privado por cada dólar invertido, afirmó. Acre cobrará una comisión de gestión por administrar el fondo.

Entre los patrocinadores del fondo se encuentran el Banco Europeo de Inversiones, prestamistas comerciales como Standard Bank y Rand Merchant Bank e inversores especializados en "impacto", que buscan lograr un impacto social mensurable además de obtener un rendimiento financiero.

Las agencias de crédito a la exportación, como UK Export Finance, apoyan unos 250.000 millones de dólares de financiación anual a los mercados emergentes, según la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, lo que las convierte en una importante fuente de financiación para los países en desarrollo.

En cambio, los bancos multilaterales de desarrollo, como el Banco Mundial, aportan unos 260.000 millones de dólares anuales, añadió UNEP FI.