Hasta el 15 de febrero, el interés en corto ascendía a unos 15.368 millones de acciones, frente a los 14.662 millones del 31 de enero.

Los inversores que venden valores en corto toman prestadas acciones y luego las venden, esperando que la acción caiga para poder comprarlas de nuevo al precio más bajo, devolverlas al prestamista y embolsarse la diferencia.