En el edificio del Congreso en la ciudad portuaria de Valparaíso, Boric, un ex líder de protesta y legislador de 36 años, tatuado, tomó la banda presidencial del multimillonario presidente saliente, Sebastián Piñera, convirtiéndose en el líder electo más joven de la historia del país.

"El camino por delante será largo y duro", dijo Boric durante su primer discurso como presidente desde un balcón del palacio de gobierno de La Moneda, con vistas a una multitud mayoritariamente enmascarada y con banderas.

En un amplio discurso que tocó la inclusión económica, la inmigración y el cambio climático, Boric se comprometió enérgicamente a liderar un gobierno que represente a todos los ciudadanos, subrayando que llegará más allá de su base de izquierdas.

"Siempre escucharé las propuestas de los que piensan diferente a nosotros", dijo. "Seré un presidente para todos los chilenos".

El ascenso de Boric ha despertado la esperanza entre los progresistas de Chile, durante mucho tiempo un bastión conservador del libre mercado y la prudencia fiscal en la volátil Sudamérica, pero también ha avivado el temor de que décadas de estabilidad económica puedan deshacerse.

Líder de una amplia coalición de izquierdas que incluye al partido comunista de Chile, Boric ha prometido revisar un modelo económico basado en el mercado para luchar contra la desigualdad que provocó violentas protestas en 2019, aunque ha moderado su ardiente retórica en los últimos meses.

El país productor de cobre también se encuentra en medio de la reelaboración de su Constitución de la era de Pinochet, que ha apuntalado el crecimiento pero ha sido culpado de avivar la desigualdad.

"Necesitamos una constitución que nos una", tronó Boric. "Una constitución que sea diferente a la impuesta a sangre, fuego y fraude de la dictadura".

Pinochet, cuya sombra aún planea sobre el país, derrocó al presidente socialista Salvador Allende, que se suicidó en 1973 durante un golpe militar. Boric ha elogiado a menudo el legado de Allende y lo hizo de nuevo en su discurso de investidura.

"Me recuerda a Allende, pero espero que tenga un final más feliz", dijo Marigen Vargas, de 62 años, que viajó toda la noche para estar en la toma de posesión de Boric. "Queremos un Chile más unido y más feliz".

LAS TAREAS POR DELANTE

Boric se enfrenta a una serie de retos derivados de una desaceleración económica, una elevada inflación y una legislatura dividida que pondrá a prueba su capacidad de negociación para impulsar reformas en la sanidad y las pensiones, al tiempo que endurece la normativa medioambiental.

Carlos Ruiz, un académico de la Universidad de Chile que enseñó a Boric, dijo que éste tendría que lidiar con un bloque ultraconservador en ascenso que obtuvo buenos resultados en las elecciones del año pasado y encontrar el consenso para impulsar sus reformas.

"Estas son las tareas que tiene por delante Boric", dijo.

El gabinete de Boric, de mayoría femenina, también juró su cargo el viernes, ante la mirada de delegaciones de Estados Unidos, España, Argentina y Perú, entre otros.

Entre un mar de trajes y atuendos militares, una parte del Senado se llenó de representantes de las diversas comunidades indígenas de Chile con atuendos tradicionales.

"Es una señal de que va a ser un gobierno inclusivo", dijo a Reuters Cecilia Flores, una indígena aymara, en el hemiciclo, añadiendo que era la primera vez que representantes de cada grupo indígena estaban presentes en la toma de posesión.

"Va a ser un gobierno que hará los cambios sociales por los que el pueblo de Chile ha estado luchando, especialmente los grupos indígenas".

Las grandes esperanzas pueden chocar rápidamente con un electorado y una legislatura divididos por la derecha y la izquierda. Los legisladores se enfrentarán a visiones muy opuestas sobre la lucha contra la delincuencia y el tratamiento de las oleadas de inmigrantes, así como sobre los derechos de los indígenas.

"Le deseo éxito en su futuro gobierno", dijo el presidente saliente, Piñera, en su discurso final, al tiempo que citó las preocupaciones sobre la política de identidad, el debilitamiento del poder judicial y la delincuencia. "Pero también la sabiduría para distinguir el bien del mal".