El nombramiento de Hachani, que ocupaba el cargo de director de recursos humanos del banco central de Túnez, se produce en medio de una crisis económica y social cada vez más profunda en el país.

En las últimas semanas, el presidente ha culpado repetidamente a los funcionarios y al gobierno, afirmando que deben actuar para solucionar los problemas y los deficientes servicios públicos, incluidos los frecuentes cortes de agua y electricidad.

"Hay grandes retos que debemos plantear... para preservar nuestra patria, nuestro Estado y la paz civil", dijo Saied a Hachani tras prestar el juramento constitucional.

"Trabajaremos para lograr la voluntad de nuestro pueblo y la justicia deseada ... y para alcanzar la dignidad nacional", añadió Saied.

Saied había nombrado a Bouden primer ministro hace unos dos años, después de que éste destituyera al primer ministro Hichem Mechichi y se hiciera con el control de casi todos los poderes en julio de 2021 y disolviera el Parlamento en una medida que la oposición calificó de golpe de Estado.

Sin embargo, el gobierno de Bouden no consiguió solucionar la crisis económica y social, entre temores de que Túnez no pudiera pagar sus deudas externas debido a una grave crisis financiera que provocó la escasez de muchos productos básicos como pan, farina, azúcar, arroz y café.

Aunque el gobierno de Bouden apoyó un programa de reformas económicas para obtener un préstamo de 1.900 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional, Saeid rechazó cualquier reforma que incluyera el recorte de las subvenciones a los alimentos y la energía, alegando que hacerlo podría provocar agudas tensiones sociales.