Algunos pasajeros de este tren nocturno se ponen a salvo.

Entre ellos está Ludmila Lichko y sus dos hijos.

"Todos estábamos asustados porque ya hacía varios días que no había calma. Varias veces al día, las sirenas de ataque aéreo... Ya había ataques aéreos donde vivíamos. El pueblo vecino sufría mucho los bombardeos. Y como nuestra casa está en las afueras, la metralla podía alcanzarnos directamente. Era aterrador. Por eso decidimos irnos. Era muy peligroso".

El marido de Lichko, Denis, se quedó.

LICHKO: "Fue muy duro. Nos costó mucho separarnos, pero nos vimos obligados a irnos. Es imposible vivir en esas condiciones todo el tiempo".

Los pasajeros del tren mantienen una pequeña charla. Algunos han traído mascotas.

El tren nocturno es sólo un paso en el viaje de la familia Lichko.

Ya en un autobús antes del tren de Odessa, suben a otro en Izmail.

Éste les lleva a un puerto en el Danubio donde se suben a un ferry hacia Rumanía.

LICHKO: "Planeamos ir a Polonia. Tenemos parientes que viven allí. Pueden acogernos durante algún tiempo. Más adelante, si la situación se calma y todo va bien -la situación irá bien seguro- volveremos a nuestro hogar".

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