La crisis económica de la nación sudamericana ha hecho que las filas de los pobres aumenten hasta el 40% de la población, mientras el presidente Alberto Fernández lucha por encontrar soluciones a una tasa de inflación anual que ronda el 70%.

Tocando tambores y agitando las banderas de los sindicatos y de una serie de grupos de izquierda, la mayoría alineados con el peronismo gobernante de Fernández, los manifestantes llegaron al palacio presidencial de la Casa Rosada y al Congreso, tras serpentear por las principales avenidas de la capital y paralizar el tráfico.

Los manifestantes, que desafiaron un día frío y ventoso, pidieron aumentos salariales en línea con la inflación, además de más gasto social para aliviar el dolor económico generalizado.

"No podemos seguir con este nivel de inflación en el que cada día perdemos parte de nuestro salario", dijo Pablo Moyano, jefe del sindicato de trabajadores CGT, que representa mayoritariamente a los empleados públicos.

Los precios en las tiendas de comestibles y en los comercios se actualizan regularmente para reflejar la galopante inflación, que sólo el mes pasado subió un 7,4%, la mayor subida mensual en dos décadas.

Dirigiéndose a una multitud de manifestantes, Moyano, él mismo peronista, pidió a Fernández que tome el control de los precios.

Otros líderes sindicales se hicieron eco de los sentimientos de Moyano.

"No hay trabajo, los salarios no alcanzan y hay constantes subidas de precios", dijo Ramón Luque, jefe de un sindicato que representa a los trabajadores del cartón y el papel.