El desplome de los precios de la deuda pública -y el consiguiente aumento de los rendimientos- ha amenazado con causar estragos en el sector de las pensiones del país, perjudicar al mercado inmobiliario y aumentar los riesgos de recesión para la economía en general.

A continuación resumimos las cuestiones clave que plantea la convulsión de los mercados financieros.

¿POR QUÉ SE ENFRENTA GRAN BRETAÑA A OTRA CRISIS FINANCIERA?

Los inversores ya estaban preocupados por el enorme coste de los recortes fiscales y los subsidios energéticos prometidos por la nueva Primera Ministra Liz Truss, incluso antes de que el Ministro de Finanzas Kwasi Kwarteng anunciara más recortes de impuestos a finales del mes pasado.

En lugar de hacer caso a las promesas de Kwarteng de un mayor crecimiento económico, los inversores se asustaron ante la perspectiva de una mayor inflación provocada por una política fiscal sin financiación, lo que consideraron que obligaría al Banco de Inglaterra a acelerar sus subidas de los tipos de interés.

La libra esterlina cayó frente al dólar, lo que aumentó la presión inflacionista en un país que depende de las importaciones para su combustible, alimentos y otros productos. Y lo que es aún más preocupante para el BoE, los rendimientos de los bonos del Estado saltaron, especialmente los de la deuda a largo plazo, causando problemas en el sector británico de las pensiones.

¿POR QUÉ VUELVE A COMPRAR BONOS EL BANCO DE INGLATERRA?

Con la compra de bonos, el BoE pretende revertir lo que considera una "disfunción" en el mercado de bonos. Concretamente, el banco central intenta solucionar los problemas a los que se enfrentan los fondos de pensiones.

Éstos se vieron obligados a desembolsar grandes cantidades de garantías de emergencia en inversiones impulsadas por el pasivo (LDI), que utilizan derivados para cubrirse frente a los déficits de los fondos de pensiones, después de que los bonos del Estado británico cayeran bruscamente de valor.

Muchos lo hicieron vendiendo gilts, desencadenando un círculo vicioso de caída de precios que obligó al BoE a comprometerse a comprar hasta 65.000 millones de libras de bonos del Estado convencionales a largo plazo entre el 28 de septiembre y el 14 de octubre.

Si bien esta intervención reforzó esa sección concreta del mercado de gilts, esta semana tuvo lugar una venta relámpago de gilts ligados a la inflación -que están vinculados a las variaciones de los precios al consumo- en circunstancias similares.

Un día después, el Banco de Inglaterra anunció que también compraría estos bonos.

Hasta finales de esta semana, el BoE destinará ahora hasta 10.000 millones de libras al día a la compra de gilts: la mitad se destinará a los vinculados y la otra mitad a bonos estándar de larga duración.

Al actuar temporalmente como comprador de los bonos, el BoE pretende evitar las ventas de pánico y dar tiempo a los fondos de pensiones para solucionar sus problemas de liquidez.

El programa de compra es diferente al que el BoE puso en marcha durante la pandemia del COVID-19 de 2020, tras el referéndum del Brexit y después de la crisis financiera de 2008-09, ya que sólo está diseñado para ser a muy corto plazo.

Los inversores están nerviosos por las perspectivas de los gilts después del viernes y un organismo del sector de las pensiones ha instado al BoE a ampliar su apoyo hasta finales de este mes.

¿QUÉ PUEDEN HACER AHORA TRUSS Y KWARTENG?

Los inversores están a la espera de que Kwarteng explique sus planes fiscales y publique las nuevas previsiones de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria el 31 de octubre, pero la agitación de los mercados podría obligar a tomar más medidas al BoE o al Gobierno mientras tanto.

Truss prometió acabar con la "ortodoxia" económica en su intento de convertirse en líder del Partido Conservador y los anuncios de recortes fiscales de Kwarteng representan un redoblamiento de las promesas que hizo durante la campaña.

Downing Street afirma que habrá más anuncios de reformas para mejorar el potencial de crecimiento de la economía británica, que probablemente impliquen intentos de recortar las normas de planificación, cambios en el sistema de inmigración y más inversión en formación e infraestructuras.

¿QUÉ SIGNIFICA TODO ESTO PARA EL MERCADO DE LA VIVIENDA?

Los prestamistas hipotecarios se han apresurado a seguir el ritmo de las salvajes oscilaciones de los mercados de financiación en libras esterlinas que determinan los tipos hipotecarios que ofrecen a los propietarios de viviendas.

Algunos prestamistas dejaron temporalmente de emitir hipotecas a nuevos clientes y otros subieron los tipos de amortización de los nuevos préstamos hasta niveles que probablemente pondrán en aprietos a millones de propietarios de viviendas existentes y harán que las nuevas hipotecas resulten inasequibles para muchos otros.

Las ofertas hipotecarias para nuevos clientes presentan ahora tipos en torno al 5%-6%, un fuerte incremento respecto a la norma de alrededor del 2% de los últimos cinco años que está provocando una creciente preocupación por un colapso del mercado inmobiliario más adelante.