El país africano occidental productor de oro, petróleo y cacao está luchando contra su peor crisis económica en una generación.

El cedi local cayó con fuerza frente al dólar el año pasado, ya que los recortes del gasto público y las subidas de los tipos de interés del banco central no consiguieron domar la inflación, que alcanzó un nuevo máximo del 54% el mes pasado.

Los sindicatos que representan a los empleados de los servicios públicos empezaron a negociar subidas salariales con el gobierno en noviembre, unos meses después de que las penurias provocaran protestas callejeras que empujaron al gobierno a pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI).

Las dos partes llegaron el jueves a un acuerdo sobre un aumento del 30% del salario base general, efectivo a partir del 1 de enero de 2023.

El gobierno de Ghana anunció en marzo amplios recortes del gasto, incluida una bajada de los salarios de los ministros, para reducir el déficit, contener la inflación y frenar la caída del cedi.

Pero también aumentó en julio un 15% el subsidio por el coste de la vida de los trabajadores públicos, alegando el impacto de los "desafíos globales" sobre los ciudadanos.

Ghana consiguió en diciembre un acuerdo a nivel de personal con el FMI para un paquete de ayuda de 3.000 millones de dólares a tres años, pero necesita reestructurar su deuda para acceder a los fondos.

El gobierno lanzó un programa de canje de deuda interna el mes pasado y más tarde dijo que dejaría de pagar casi la totalidad de sus 28.400 millones de dólares de deuda externa.

Esta semana solicitó reestructurar su deuda bilateral en el marco de la plataforma común del G20.