El país de África Occidental pedirá a los acreedores bilaterales que formen un comité lo antes posible, con el objetivo de un "tratamiento acelerado" de más de 5.000 millones de dólares de deuda, dijo una de las fuentes, que pidió no ser nombrada porque las conversaciones son privadas.

La petición forma parte de una presentación virtual del ministerio de Finanzas de Ghana auspiciada por el grupo de naciones acreedoras conocido como el Club de París, añadió la fuente.

La reestructuración de la deuda de Ghana bajo el marco común pretende incluir a los países que no son miembros del Club de París, como China, en las conversaciones sobre el alivio de la deuda. China es el mayor acreedor bilateral de Ghana, con una deuda de 1.700 millones de dólares, según datos del Instituto Internacional de Finanzas (IIF).

El Club de París declinó hacer comentarios. El Ministerio de Finanzas de Ghana no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.

Reuters informó primero el jueves de que Ghana buscaba un tratamiento de su deuda en el marco del programa del G20.

El país afectado por la crisis, que consiguió un acuerdo a nivel de personal de 3.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a mediados de diciembre, ha estado dudando sobre esta solicitud debido a los largos retrasos a los que se enfrentan otros países que utilizan el proceso.

Ghana sería el cuarto país en solicitar acogerse a la iniciativa lanzada en 2020 para agilizar los esfuerzos de reestructuración de la deuda tras el hundimiento de los países más pobres por las secuelas de la pandemia del COVID-19.

La plataforma ha sido ampliamente criticada por su glacial progreso. Mientras que Chad consiguió un acuerdo con los acreedores en noviembre, Zambia sigue bloqueada en sus conversaciones y el progreso de Etiopía se vio frenado por la guerra civil.

La formación de un comité oficial de acreedores es un paso clave que el país necesita para buscar formalmente garantías financieras de los acreedores bilaterales de que están dispuestos a entrar en un proceso de reelaboración de la deuda.

Sin estas garantías, el directorio ejecutivo del FMI retrasaría la aprobación del programa y, en consecuencia, los desembolsos de dinero.