Los ataques fueron llevados a cabo en los últimos tres años por la secreta Fuerza Cibernética Nacional (NCF), una unidad de piratería informática operativa desde 2020 formada por espías y funcionarios de defensa de las fuerzas armadas británicas y del Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ), dijo la agencia de espionaje en un comunicado.

"En un mundo cada vez más volátil e interconectado, para ser una potencia cibernética verdaderamente responsable, las naciones deben ser capaces de enfrentarse y competir con sus adversarios en el ciberespacio", declaró el director del GCHQ, Jeremy Fleming.

La declaración se publicó junto a un documento de 28 páginas diseñado "para ilustrar aspectos de cómo el Reino Unido está siendo una ciberpotencia responsable". No dio más detalles sobre los pormenores de esas operaciones.

La posición de Gran Bretaña como potencia líder en piratería informática, que compite junto a Estados Unidos con países como Rusia, China e Irán, es conocida desde hace tiempo pero rara vez reconocida.

En 2018, el GCHQ reveló una serie de ataques que había llevado a cabo contra el Estado Islámico. Desde su creación, Gran Bretaña ha dado poca información sobre las actividades del NCF.

Desde que comenzó a operar, la NCF ha utilizado sus capacidades cibernéticas ofensivas para proteger los despliegues militares en el extranjero y "desarticular grupos terroristas", decía el comunicado, sin dar más detalles.

Los hackers del gobierno británico también han contrarrestado campañas estatales de desinformación y han trabajado para "reducir la amenaza de injerencias externas en las elecciones democráticas", añadía el comunicado.

El documento que acompañaba a la declaración no decía qué Estados difusores de desinformación habían trabajado los hackers británicos para contrarrestar. Señalaba, sin embargo, que "países como Rusia e Irán llevan a cabo habitualmente operaciones cibernéticas de distinto tipo para difundir desinformación".

"El trabajo de la NCF es encubierto y por ello no revelamos detalles de operaciones individuales. De hecho, a veces la intención es que los adversarios no se den cuenta de que los efectos que están experimentando son el resultado de una operación cibernética", afirmó el GCHQ.

"Esta ambigüedad puede contribuir a amplificar el efecto cognitivo".

El comunicado nombraba comandante de la NCF a James Babbage, oficial de inteligencia del GCHQ desde hace 30 años.