Por Sofía Menchu y Diego Oré

La elección, que ha estado dominada por la preocupación sobre el soborno en el país centroamericano, está fijada para una segunda vuelta decisiva el 20 de agosto porque Torres se estaba quedando muy lejos del 50% más uno de los votos necesarios para la victoria absoluta.

Con los resultados escrutados de dos tercios de los colegios electorales, Torres, de la centroizquierdista Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), tenía el 14,9% de los votos, con Arévalo, de Semilla, otro grupo de centroizquierda, con el 12,4%, según mostraron los resultados preliminares.

Torres dijo en rueda de prensa que se sentía optimista. "Estamos contentos", dijo. "Vamos a ganar, sea quien sea".

Pero con casi una de cada cuatro papeletas estropeadas o dejadas en blanco, los guatemaltecos expresaron su descontento con el proceso electoral y con la decisión de excluir al precandidato favorito, el empresario Carlos Pineda. Pineda instó a sus partidarios a estropear sus papeletas después de que se dictaminara que no era elegible.

El tercer candidato mejor situado, Manuel Conde, obtuvo un 7,9%.

Los sondeos de opinión previos a las elecciones no habían sugerido que Arévalo, ex diplomático e hijo del ex presidente Juan José Arévalo, pasara a la segunda vuelta. Arévalo ha hecho de la lucha contra la corrupción una prioridad clave de su candidatura.

"No hemos venido a ganar las elecciones. Vinimos a ganar las elecciones", escribió Arévalo en Twitter al conocerse los resultados.

La anterior campaña presidencial de su partido estuvo encabezada por la ex fiscal general e incondicional de la lucha contra la corrupción Thelma Aldana, aunque finalmente se le impidió presentarse en 2019 por supuestas irregularidades financieras.

Aldana dijo que las acusaciones tenían motivaciones políticas debido a la histórica campaña contra el peculado que emprendió junto con la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), respaldada por la ONU. El mandato de la CICIG finalizó en 2019.

Aldana solicitó posteriormente asilo en Estados Unidos.

Hay mucho en juego en las elecciones guatemaltecas, en medio del deterioro de las normas de transparencia y derechos humanos en los últimos años, así como de la pobreza, la corrupción y la violencia.

Sin embargo, los resultados preliminares apuntan a un Congreso fragmentado, lo que podría dificultar el gobierno del próximo presidente.

Las encuestas han sugerido que Torres, de 67 años, tendrá dificultades para ganar una segunda vuelta dada su impopularidad en la capital, Ciudad de Guatemala, donde reside un alto porcentaje del electorado. Quedó segunda en las dos últimas elecciones presidenciales.

Ex esposa de Álvaro Colom, presidente de Guatemala de 2008 a 2012, Torres competía con más de otros 20 candidatos, entre ellos Edmond Mulet, diplomático de carrera, y Zury Ríos, hija del difunto dictador derechista Efraín Ríos Montt.

La carrera para suceder al presidente conservador Alejandro Giammattei, limitado por ley a un mandato, se vio ensombrecida por un fallo judicial que bloqueó a cuatro candidatos, entre ellos Pineda.

Estados Unidos y la Unión Europea criticaron la exclusión de Pineda, que calificó la decisión de "fraude electoral".

Mientras tanto, los disturbios del domingo en la localidad de San José del Golfo, cerca de la capital, obligaron a aplazar la votación allí hasta agosto, según informó el Tribunal Supremo Electoral.