La tasa de inflación anual de Turquía subió hasta el 61,98% en noviembre, según mostraron los datos el lunes, su nivel más alto este año pero justo por debajo de las expectativas, lo que indica que un agresivo ciclo de subidas de tipos puede estar empezando a enfriar la demanda.

Mes a mes, la inflación de los precios al consumo (IPC) fue del 3,28%, según el Instituto Turco de Estadística, por debajo de la previsión del 3,9% realizada en un sondeo de Reuters.

Se esperaba que la inflación anual hubiera subido al 63% en noviembre antes de terminar el año en el 67%, según el sondeo. Se considera que la subida de precios alcanzará un máximo en mayo, entre el 70% y el 75%, antes de descender debido al ciclo de endurecimiento monetario que está llegando a su fin.

Los datos "se suman a la evidencia de que las presiones inflacionistas en la economía siguen enfriándose", declaró Liam Peach, economista senior de mercados emergentes de Capital Economics.

Es probable que el "ciclo de endurecimiento monetario llegue a su fin con una última subida de los tipos de interés... a finales de este mes", escribió.

En octubre, la inflación anual descendió por primera vez en tres meses hasta el 61,36%.

La inflación se disparó tras una crisis monetaria a finales de 2021 y tocó un máximo de 24 años del 85,51% en octubre del año pasado. Este año, la lira ha perdido hasta ahora cerca del 35% de su valor, agravando la crisis del coste de la vida de los turcos.

El IPC mensual se vio impulsado por un salto del 11% en los costes relacionados con la vivienda en noviembre, mientras que los costes de la ropa y el transporte se mantuvieron casi planos, según mostraron los datos.

La preocupación por que los automóviles resulten menos asequibles debido al aumento de los precios y a la actual depreciación de la lira ha impulsado las ventas hasta un récord anual, con un aumento del 60,8% en el periodo enero-noviembre, según mostraron el lunes los datos de la asociación de comerciantes.

El índice de precios a la producción nacional subió un 2,81% intermensual en noviembre, con una subida anual del 42,25%.

El último repunte de la inflación comenzó en julio, como consecuencia de las subidas de impuestos y de la fuerte caída de la lira tras las elecciones de mayo.

Desde junio, el banco central ha invertido una política de tipos bajos que llevaba años favoreciendo el presidente Tayyip Erdogan. Ha subido los tipos en 3.150 puntos básicos para contener la inflación y también ha ajustado una serie de normas crediticias.

Como parte de las promesas preelectorales de Erdogan, el consumo mensual de gas natural de los hogares de hasta 25 metros cúbicos se proporcionó gratuitamente hasta mayo del próximo año.

La lira se debilitó un 44% frente al dólar en 2021 y otro 30% en 2022. La inflación cayó hasta un 38,2% a principios de año, en parte debido a los efectos de base y a una lira relativamente estable.

El banco central elevó su tipo de referencia al 40% el mes pasado y afirmó que el endurecimiento se completará en un breve periodo de tiempo.

El banco afirmó que la demanda interna parece estar moderándose, aunque su nivel actual es elevado, junto con la rigidez de los precios de los servicios, y los riesgos geopolíticos mantienen vivas las presiones inflacionistas.