Por Corina Pons, Emma Pinedo y Charlie Devereux

MADRID, 20 jun (Reuters) - La investigación china sobre el "dumping" en las importaciones de carne de cerdo de la UE, tras los aranceles impuestos a los vehículos eléctricos chinos, ha pillado a los ganaderos de porcino españoles con el pie cambiado esta semana, pero el sector ha demostrado que es resistente y mucho menos vulnerable que la industria automovilística del bloque.

España suministró el 22% de la carne de cerdo importada de China en 2023, por valor de 1.200 millones de euros (1.290 millones de dólares), y se arriesga a perder más que ninguno de los miembros del bloque por la investigación sobre la carne de cerdo a bajo precio después de que la UE apuntara a las importaciones de vehículos eléctricos subvencionados de China la semana pasada.

"Ha sido un jarro de agua fría, no lo esperábamos", dijo Giuseppe Aloisio, director general de la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE), sobre el anuncio.

"Es un problema y una preocupación porque el volumen es importante pero no va a ser una quiebra del sector porcino en caso de que finalmente las autoridades de China decidieran adoptar la imposición de aranceles a la carne o a los despojos", añadió.

La investigación se inició a raíz de una queja presentada por la Asociación China de Ganadería en nombre de la industria porcina nacional, dijo China, sin dar más detalles.

Como es probable que la investigación dure al menos un año, hay tiempo de sobra para negociar, aunque el jueves China dijo que podría tomar medidas provisionales si se determina la existencia de "dumping" tras una investigación preliminar.

Las subvenciones que recibe la industria porcina cumplen las normas de la Organización Mundial del Comercio, dijo el martes en rueda de prensa el ministro español de Agricultura, Luis Planas, quien añadió que España está hablando con la UE sobre posibles soluciones.

El sector porcino español ha demostrado su capacidad de resistencia, y la mayor importancia estratégica de su industria automovilística --la segunda mayor de Europa por detrás de Alemania-- significa que es poco probable que España intente presionar a la UE para que dé marcha atrás en sus medidas contra los vehículos eléctricos chinos a pesar de la amenaza de los aranceles al porcino, dijo Miguel Otero, analista del Real Instituto Elcano de Madrid.

Los fabricantes de automóviles europeos se enfrentan a una afluencia de vehículos eléctricos de bajo coste procedentes de competidores chinos. La Comisión Europea estima que su cuota en el mercado de la UE ha aumentado al 8% desde menos del 1% en 2019 y los precios suelen ser un 20% inferiores a los de los modelos fabricados en la UE.

SACRIFICAR EL CERDO

"Si la contrapartida es que no vas a exportar nada de cerdo a China pero mantienes la industria del automóvil como está o la amplías, sacrificas el cerdo", dijo Otero.

España no se ha pronunciado sobre los aranceles a los vehículos eléctricos, pero el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, dijo a Reuters a última hora del miércoles que había que encontrar un equilibrio entre la promoción del libre comercio y la protección de los intereses estratégicos.

"Igual que no queremos una guerra comercial, queremos evitar una carrera de subvenciones. Debemos ser capaces de encontrar un punto en el que compitamos, pero de forma justa", dijo.

Los automóviles y sus componentes representaban el 18% de las exportaciones totales de España y el 10% de su producto interior bruto en 2023, según el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX). El valor de la industria rondaba los 40.000 millones de euros, según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles.

El 12 de junio, la UE impuso aranceles adicionales a los vehículos eléctricos chinos para combatir lo que considera subvenciones excesivas y proteger una industria valorada en más de 1 billón de euros, según McKinsey & Company.

El sector porcino español, por su parte, resistió las prohibiciones de importación impuestas por Rusia por temor a la gripe porcina en 2009 y 2013 y tras las sanciones impuestas por la UE en 2014 a Rusia por la anexión de Crimea.

Rusia fue el mayor cliente de España fuera de la UE en 2012, importando 153 millones de euros de carne de cerdo congelada antes de caer a solo 180.000 euros en 2014.

El sector está preparado para volver a pivotar hacia otros mercados, como ya hizo con respecto a Rusia, según Alberto Herranz, director de la asociación española de productores de porcino Interporc.

"Cuando se cerró el mercado ruso, no fuimos llorando a la Unión Europea, ni al Ministerio de Agricultura, sino que lo que hicimos fue dar un paso adelante y buscar la diversificación", dijo Herranz.

El comercio con China se recuperó justo cuando las exportaciones a Rusia se paralizaron. Las exportaciones españolas de carne de cerdo congelada a China alcanzaron un máximo de 2.500 millones de euros en 2020, cuando un brote de gripe porcina asoló la producción nacional china.

Aunque China sigue siendo su mayor mercado, las exportaciones han caído desde entonces y se espera que sigan cayendo a medida que la producción china vuelva a la normalidad. Mientras tanto, los exportadores ya están haciendo planes de contingencia, haciendo crecer otros mercados asiáticos como Japón, Corea del Sur y Filipinas, según datos del ICEX.

Aun así, el mayor productor de carne de cerdo del bloque, que se ha beneficiado de la peste porcina que afecta a la producción de Alemania, se siente agraviado por haberse convertido en un daño colateral en una lucha entre dos de las mayores potencias comerciales del mundo, dijo Aloisio, de ANICE.

"Nos vemos un poco de espectadores y víctimas de un choque de trenes de grandes potencias comerciales como son la Unión Europea y China y nosotros estamos empezando a pagar los platos de una fiesta a la que no nos esperábamos el invitado y ya veremos si esos platos finalmente se rompen", afirmó.

Sin embargo, la respuesta de China podría haber sido mucho peor, dado que el sector porcino representa un pequeño porcentaje de las exportaciones de la UE a China y que los productores tienen tiempo para adaptarse, y sugiere una falta de voluntad de plantar cara, escribieron los analistas de Eurointelligence en una nota.

"Puede demostrar que China está dispuesta a llegar a un acuerdo con la UE sobre los aranceles, en lugar de tratarlos como la salva inicial de una guerra comercial", dijo Eurointelligence.

(1 dólar = 0,9312 euros)

(Reporte adicional de Inti Landauro y Belen Carreño; redacción de Charlie Devereux; edición de Elaine Hardcastle; editado en español por Tomás Cobos)