El gobierno del primer ministro Narendra Modi dividió J&K en dos territorios federales en 2019 como parte de una medida para reforzar su control sobre la región, que está en el centro de más de 70 años de hostilidad entre India y Pakistán.
Anticipándose a las protestas en una región que lucha contra el dominio indio desde hace décadas, el gobierno puso a muchos líderes políticos bajo arresto domiciliario y cortó las conexiones a Internet cuando anunció la medida de dividir el estado.
J&K comprendía originalmente el valle de Cachemira, mayoritariamente musulmán - la manzana de la discordia entre la India y Pakistán, que poseen armas nucleares - la región de Jammu, dominada por los hindúes, y el remoto enclave budista de Ladakh.
El gobierno dijo que una comisión de delimitación había finalizado 90 circunscripciones de la asamblea para J&K, excluyendo Ladakh, con 43 escaños para Jammu y 47 para Cachemira. Anteriormente, Jammu tenía 37 escaños y el valle de Cachemira 46.
La comisión, cuyo informe ha sido rechazado por el Partido Democrático de los Pueblos de J&K, dijo que había sido difícil dar cabida a las reclamaciones contrapuestas de varias partes, citando en una declaración el "peculiar paisaje geocultural" de la región.
El ministro del Interior indio, Amit Shah, dijo en enero que se celebrarían elecciones en J&K poco después de que se completara el proceso de delimitación. También prometió restablecer su condición de estado una vez que su "situación se normalizara".
La Conferencia Nacional de Jammu-Cachemira, que ha gobernado la región, dijo que estaba estudiando las implicaciones de la medida que ha defendido el Partido Bharatiya Janata (BJP) de Modi.
"Ninguna cantidad de gerrymandering cambiará la realidad del terreno, que es que siempre que se celebren elecciones el votante castigará al BJP y a sus apoderados por lo que han hecho a J&K durante los últimos 4 años", dijo la Conferencia Nacional en Twitter.
El BJP dijo en Twitter que cambiaría la imagen y el futuro de J&K para mejor si se le vota al poder.
