Los datos sugieren que Brasil, que importa alrededor del 85% de sus necesidades de fertilizantes, debería tener suficientes de estos insumos para empezar a plantar los cultivos de verano como la soja y el primer maíz a partir de septiembre.

Tras las sanciones impuestas a los principales productores, Bielorrusia y Rusia, se especuló con la posibilidad de que los agricultores brasileños se enfrentaran a una escasez de nutrientes para nutrir los cultivos clave, lo que provocaría una reducción de las aplicaciones y una ralentización de la expansión de la superficie de cereales.

Los fuertes flujos comerciales subrayan los esfuerzos diplomáticos brasileños para asegurar los suministros tras la invasión rusa de Ucrania.

El ministro de Agricultura, Marcos Montes, dijo en un evento reciente que la acción del presidente Jair Bolsonaro fue decisiva en el tema del suministro de fertilizantes, y agregó: "No prevemos interrupciones de suministro en esta cosecha, que tanto temíamos".

"Con las importaciones de 4,15 millones de toneladas en junio y una esperada reducción del uso de fertilizantes en la próxima cosecha de soja, los agricultores están garantizados", dijo a Reuters Jeferson Souza, analista de Agrinvest Commodities.

Según los datos recopilados por Souza, se trata del mayor volumen de importaciones para el mes de junio de los últimos cinco años, y también marca el segundo mes consecutivo este año en que las importaciones superan los 4 millones de toneladas.