Los médicos y enfermeras de la ciudad del Mar Rojo afirman que llevan cuatro meses sin cobrar, ya que el presupuesto del gobierno sudanés se ha visto diezmado por los combates entre el ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FPR).

"Es agotador, hay muchos pacientes y se sufre mucho", declaró Omar al-Saeed, un enfermero en huelga del hospital universitario de Port Sudan.

"Sólo exigimos que paguen a la gente algo pequeño para que puedan seguir adelante".

La guerra estalló en abril, cuatro años después del derrocamiento del ex presidente Omar al-Bashir durante un levantamiento popular. Las tensiones entre el ejército y la RSF, que dieron conjuntamente un golpe de estado en 2021, estallaron por desacuerdos sobre un plan de transición a un gobierno civil.

Según la ONU, más de 100.000 personas han huido a Port Sudan, llenando los ya densos hospitales y refugios de la ciudad, mientras los combates se centran en Jartum y el oeste del país.

El jefe de ayuda de Naciones Unidas, Martin Griffiths, ha advertido de que la guerra estaba alimentando "una emergencia humanitaria de proporciones épicas" en Sudán y que varias enfermedades, como la malaria, el sarampión y el dengue, estaban aumentando.

Los hospitales sudaneses han estado durante mucho tiempo infrafinanciados y las huelgas del personal médico han sido frecuentes. La guerra, durante la cual muchos hospitales de las zonas de combate han resultado dañados, ha puesto al sistema de rodillas.

Los médicos de Port Sudan han tenido que lidiar con los cortes de electricidad, la intensa humedad y la escasez de medicamentos, mientras que los pacientes permanecen confinados aunque muchos padecen enfermedades respiratorias, afirman los responsables del hospital.

"Estamos en crisis, rezamos para que Dios nos la alivie", afirma Ayat Mohamed, supervisor del centro médico Dar Abnaa Al-Shamal, que está haciendo frente al desbordamiento de los hospitales con personal en huelga.