Los combates estallaron el viernes (5 de agosto) después de que Israel lanzara cohetes en lo que dijo era una operación dirigida al grupo militante Yihad Islámica.

Israel dijo que los ataques se adelantaron a un ataque del grupo destinado a vengar la detención de un líder del grupo en la Cisjordania ocupada.

Los ataques israelíes de la noche a la mañana en Rafah mataron a Khaled Mansour, uno de los principales comandantes de la Yihad Islámica.

Un residente local describió la situación como "horrorosa".

Dijo que la casa fue blanco de múltiples cohetes, dejando partes del cuerpo en el suelo.

La Yihad Islámica dijo que había disparado cohetes hacia Jerusalén en represalia.

Israel dijo que dejaría de disparar si la Yihad Islámica lo hacía.

En lo que se consideró una nueva afrenta a los palestinos, el domingo se admitió a visitantes judíos en el recinto de una mezquita disputada en Jerusalén.

Gran parte del sur de Israel ha quedado paralizado por las salvas de cohetes y los residentes de ciudades como Tel Aviv han sido enviados a refugios.

Las bajas en el lado israelí se han evitado gracias al sistema antimisiles Cúpula de Hierro, que según un portavoz del ejército tiene un 97% de éxito en el derribo de cohetes.

Unos 30 palestinos, al menos un tercio de ellos civiles, han muerto en Gaza desde que estallaron los combates.

El estallido ha preocupado a las potencias mundiales y ha provocado la mediación de un alto el fuego por parte de Egipto.