La carta conjunta del Instituto Americano del Petróleo y de los Fabricantes Americanos de Combustibles y Petroquímicos a la Secretaria de Energía, Jennifer Granholm, representa la última andanada en un enfrentamiento entre la industria petrolera y la administración Biden sobre los altos precios de la energía.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha hecho de la lucha contra el aumento de los precios al consumo provocado por la energía una de sus principales prioridades y ha reprendido en repetidas ocasiones a las compañías petroleras por obtener pingües beneficios en un momento de precios récord de la gasolina.
Ha repetido esas acusaciones en las últimas semanas, cuando los precios de la gasolina empezaron a repuntar de cara a las elecciones de mitad de mandato de noviembre, tras semanas de descensos.
La idea de limitar las exportaciones de combustible de EE.UU. para mantener controlados los precios de la energía nacional fue en gran medida descartada como improbable por la industria petrolera cuando se planteó por primera vez hace meses, pero la carta del martes muestra que la industria está cada vez más preocupada de que la administración pueda seguir adelante con ella.
En agosto, Granholm envió una carta a las empresas de refinado estadounidenses en la que les instaba a centrarse más en la creación de inventarios nacionales de gasolina y gasóleo, y menos en las exportaciones. Advirtió que si no lo hacían, la administración tendría que considerar "medidas de emergencia", pero no ofreció detalles concretos.
El viernes, Granholm y altos funcionarios de la Casa Blanca repitieron esa advertencia en una reunión virtual convocada apresuradamente sobre los precios de la energía. Los funcionarios de la Casa Blanca han dicho que no se están considerando restricciones a las exportaciones de energía "en este momento", pero que no se han descartado por completo.
Los grupos dijeron en su carta que las recientes discusiones suscitaron una preocupación "significativa" de que la administración pueda perseguir una prohibición o un límite a las exportaciones de combustible.
"Prohibir o limitar la exportación de productos refinados probablemente disminuiría los niveles de inventario, reduciría la capacidad nacional de refinado, presionaría al alza los precios de los combustibles al consumidor y alienaría a los aliados de Estados Unidos en tiempos de guerra. Por estas razones, instamos a la administración Biden a retirar esta opción de la mesa", dijeron los grupos, refiriéndose a la guerra de Rusia en Ucrania.
Estados Unidos tiene aproximadamente 18 millones de barriles diarios de capacidad de refinación y un promedio de 3,5 millones de bpd de exportaciones de combustible, con América Latina como principal destino. (Reportaje de Jarrett Renshaw; edición de Emelia Sithole-Matarise y Marguerita Choy)
