Pero esta temporada puede ser más tranquila de lo habitual.

Los hoteleros de Croacia, Montenegro y Albania se están viendo muy afectados porque los turistas rusos y ucranianos cancelan sus viajes.

Los rusos se ven alejados por la prohibición de los vuelos comerciales.

Alrededor de 380.000 de ellos visitarían normalmente Montenegro durante el verano, ya que el turismo representa alrededor del 20% de la economía del país.

El director del hotel, Zarko Radulovic, dice que ahora no espera a muchos rusos:

"Vendrán, pero será una multitud pequeña en comparación con lo que era antes. Llegarán por aeropuertos alternativos, desde los que podrán salir. Estambul y Belgrado son los únicos aeropuertos europeos que les quedan".

El Banco Mundial rebajó el mes pasado la previsión de crecimiento anual de Montenegro al 3,6% desde el 5,9%, debido al impacto de la guerra en Ucrania.

La historia es similar en Albania.

También se han recortado las previsiones de crecimiento para este país.

Y la preocupación va más allá de la pérdida de viajeros de Rusia y Ucrania.

El jefe del organismo de turismo, Kliton Gerxhani, afirma que los habitantes de Alemania, Escandinavia y otros mercados clave también se están poniendo nerviosos respecto a los viajes a la región:

"Hay dudas procedentes de estos países a la hora de hacer reservas de hotel en Albania. Tal vez los turistas de esos países esperen hasta el último momento si quieren venir o no, en función de la guerra, porque la guerra todavía está en marcha".

Las empresas turísticas de la región tenían la esperanza de que este año marcara un repunte de la caída de la crisis sanitaria.

Ahora, la guerra en Europa puede ver frustradas esas esperanzas.