Reunidos en Indonesia para una cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, los líderes pidieron un enfoque regional para combatir el tráfico de seres humanos.

Al emitir la primera declaración de la ASEAN sobre el peligro de las estafas cibernéticas de los traficantes, los líderes señalaron "el creciente abuso de la tecnología para facilitar la trata de personas en el Sudeste Asiático y en todo el mundo, que prolifera a través del uso y abuso de las redes sociales y otras plataformas en línea".

Atraídas por publicaciones en las redes sociales que prometían trabajos bien remunerados en países como Camboya, Laos y Myanmar, miles de personas se han visto atrapadas en operaciones de estafa cibernética, en algunos casos cautivas y obligadas a estafar a desconocidos en línea.

Se ha producido un aumento de los casos de personas esclavizadas en estafas cibernéticas, y más de 1.000 víctimas han sido rescatadas sólo en los últimos días.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Indonesia declaró que 20 ciudadanos indonesios que habían sido víctimas de la trata de personas a Myanmar como parte de una estafa cibernética fueron repatriados el domingo pasado.

En otra operación, las autoridades filipinas declararon que más de 1.000 personas de toda Asia fueron rescatadas en redadas nocturnas la semana pasada. Las víctimas eran obligadas a trabajar hasta 18 horas al día en estafas de criptodivisas, según la policía.

Los esfuerzos de la ASEAN para combatir la trata de seres humanos incluirán la mejora de la capacidad de los organismos encargados de hacer cumplir la ley para investigar, recopilar datos, intercambiar información y realizar ejercicios conjuntos, según la declaración.

Camboya ha surgido como un punto caliente para las redes de ciberdelincuencia, pero las redes, que según los grupos de la sociedad civil suelen estar vinculadas a bandas criminales chinas, se han expandido desde entonces a países como Myanmar y Laos.

Los expertos afirman que los cautivos víctimas del tráfico son retenidos en grandes recintos de casinos reconvertidos en Camboya y en zonas económicas especiales de Myanmar y Laos.