Una entrega ceremonial a las fuerzas de la Comunidad del África Oriental (CAO) marcó el inicio de la salida del M23 de la estratégica ciudad militar de Rumangabo, 40 km al norte de la capital regional, Goma, de la que los rebeldes se apoderaron a finales de octubre.

"La toma de Rumangabo significa otro hito crítico en los esfuerzos en curso para lograr la paz y la estabilidad en el este", declaró el general de la CAO Emmanuel Kapita.

Pero se han sembrado dudas sobre la credibilidad de una ceremonia de traspaso similar en la zona de Kibumba, en Kivu del Norte, el 23 de diciembre.

Los analistas de inteligencia de la ONU han detectado desde entonces presuntos movimientos del M23 en la zona, que los rebeldes debían haber abandonado como parte del alto el fuego acordado en noviembre.

También hay indicios de que el grupo armado ha ganado terreno en otras zonas, lo que aumenta la incertidumbre sobre la situación exacta del conflicto en Kivu del Norte.

El M23 ha negado las informaciones sobre su fracaso a la hora de abandonar Kibumba y ha reiterado su compromiso con el alto el fuego.

"Queremos la paz, trabajaremos por la paz", declaró el líder del M23, Imani Nzenze, en la ceremonia del viernes. "El M23 ha decidido entregar oficialmente el campamento militar de Rumangabo a la fuerza regional" El grupo liderado por los tutsis lanzó este año una nueva ofensiva en el este del Congo, rico en minerales, que desplazó al menos a 450.000 personas, a pesar de la resistencia del ejército y de los esfuerzos regionales por resolver el conflicto.

El Congo, las potencias occidentales y los expertos de la ONU acusan a Ruanda de respaldar al grupo.

Ruanda lo niega firmemente. Pero las acusaciones avivaron las tensiones diplomáticas entre los vecinos que han complicado las negociaciones de paz.

Los líderes regionales mediaron en un acuerdo entre las partes beligerantes en noviembre destinado a que el M23 se retirara de las posiciones recientemente tomadas y permitiera a los desplazados regresar a sus hogares.