Por Greg Ip 
   THE WALL STREET JOURNAL 
 

La Reserva Federal tiene la obligación por ley de intentar conseguir el pleno empleo y precios estables. La institución afronta una reunión clave esta semana con ambas partes de ese mandato en problemas, ya que la inflación se ha acelerado y el desempleo sigue siendo incómodamente alto. Por primera vez en años, se enfrenta a unos riesgos con una vertiente doble: endurecer la política monetaria demasiado pronto y hundir la economía y hacerlo demasiado tarde y ver a la inflación dispararse.

Así no era cómo se suponía que ocurriría. El verano pasado, el banco central presentó un nuevo marco monetario. Puesto que la inflación se había mantenido por debajo de su objetivo del 2%, la Fed quería que superará algo ese umbral para que con el tiempo alcanzara de media ese nivel. Para conseguir esto, dejaría que la economía se sobrecalentara. Los tipos de interés cerca de cero y la compra de bonos impulsarían la demanda y devolverían al desempleo a los niveles previos a la pandemia, inferiores al 4%. Esto haría que la inflación superara algo el 2% durante algún tiempo, un proceso que asumió que duraría años.

Nueve meses después, el desempleo todavía ronda el 6% y aún hay 7,6 millones de nóminas menos que antes de la crisis sanitaria. Sin embargo, la inflación de los precios de consumo, excluyendo alimentos y energía, se aceleró al 3,8% anual en mayo, su mayor nivel en 29 años, y alcanzó una tasa anualizada del 8% en los últimos tres meses. Es probable que la inflación anual se mantenga por encima del 3% durante el resto del año.

Los economistas esperaban algunas presiones sobre los precios a medida que la economía reabriera, pero no tantas. ¿Qué ocurrió? Primero que la demanda regresó más rápido de lo esperado gracias en parte a dos rondas de estímulos fiscales. El pasado septiembre, la Fed pronosticó un crecimiento económico este año del 4%. En marzo, elevó esta estimación al 6,5%.

En segundo lugar, la oferta se ha visto restringida por una serie de extraños acontecimientos. Los recortes de producción inducidos por la pandemia, los cambios en los patrones de la demanda, un buque portacontenedores atascado en el Canal de Suez, un incendio en una fábrica de microchips en Japón y una tormenta de invierno en Texas provocaron escaseces de todo tipo, desde coches de segunda mano a semiconductores, alitas de pollo o madera. Y lo que es más sorprendente, muchos de los trabajadores que se vieron obligados a salir del mercado laboral el año pasado todavía no han regresado, añadiendo presión al alza a los salarios.

Estados Unidos ha afrontado problemas de suministro antes, principalmente relacionados con el crudo, pero no tantos al mismo tiempo. Las perturbaciones a la oferta afectan a la inflación de forma diferente al "sobrecalentamiento" que la Fed pensó que se produciría en 2021, porque no necesariamente están asociadas a un incremento de la producción. Por ejemplo, la venta de coches de segunda mano este año está más o menos al nivel de 2019, según Cox Automotive. Sin embargo, la oferta se ha visto afectada por personas que se quedaban con vehículos arrendados más tiempo y las agencias de alquiler tenían menos coches que vender. Esto ha elevado los precios un 18% en los últimos dos meses, según el Departamento de Empleo, contribuyendo en torno a 0,5 puntos porcentuales a la inflación.

Los salarios al alza son habitualmente una señal de un mercado laboral con poca oferta de mano de obra que atrae a más trabajadores para que entren en él. Pero esta vez no. El aumento de los beneficios por desempleo, el virus y el cambio de prioridades los mantienen fuera. De hecho, la fuerza laboral se redujo en mayo.

La Fed no puede hacer nada en relación con los problemas de suministro. Unos mayores tipos de interés no producirán más vehículos de segunda mano ni expandirán la fuerza laboral, sino que ralentizarían la recuperación del empleo y quizá causarían una recesión. La Fed ha argumentado que la aceleración de la inflación es transitoria. Por ejemplo, el final de la mejora del seguro de desempleo y la reducción de la intensidad de la pandemia deberían aumentar la fuerza laboral este año. En cualquier caso, la institución quiere que la inflación supere temporalmente el 2% para compensar los años que no alcanzó el objetivo.

Pero hay una advertencia: el efecto en la inflación de los problemas en la oferta es transitorio siempre y cuando el público no espere una aceleración de los precios mayor de forma permanente en el futuro. Estas expectativas pueden cambiar los comportamientos a la hora de establecer salarios y precios y, por tanto, autocumplirse.

El panorama es claramente diferente, y más peligroso, de lo que la Fed anticipó hace solo seis meses. Los responsables todavía tienen que aceptar esta transformación, mostrando más preocupación en sus declaraciones públicas sobre la parte del pleno empleo en su doble mandato que sobre la parte de la baja inflación. Este desequilibrio requiere un cambio, empezando por esta semana. Esto podría haber dejado la impresión incorrecta de que se preocupan menos por la estabilidad de los precios, pero sería de esperar que corrijan esta cuestión a partir de esta semana.

-Escriba a Greg Ip a greg.ip@wsj.com

Versión española de María Vega Paúl maria.vega@dowjones.com

Editado por RMR

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June 16, 2021 10:58 ET (14:58 GMT)