El laboratorio de inteligencia artificial OpenAI ha lanzado su GPT Store, un mercado para aplicaciones personalizadas de inteligencia artificial (IA), según informó la empresa en una entrada de blog el miércoles.

La GPT Store se encuentra dentro del popular chatbot ChatGPT, y es un lugar para que los usuarios descubran y construyan GPTs, o IA personalizada para tareas como enseñar matemáticas o diseñar pegatinas.

Es el intento de OpenAI de aprovechar el éxito de consumo de ChatGPT, que presentó al mundo la IA generativa el año pasado, deslumbrando a los usuarios con su capacidad para escribir prosa y poesía similares a las humanas. ChatGPT se convirtió rápidamente en una de las aplicaciones de más rápido crecimiento de la historia, pero el crecimiento disminuyó cuando algunas escuelas estuvieron fuera de sesión y la novedad del chatbot desapareció.

La tienda GPT se lanzará inicialmente a los usuarios que tengan planes de pago de ChatGPT, según OpenAI. En los próximos meses, la empresa pretende añadir una forma de que los creadores de GPT moneticen sus IA personalizadas.

La startup, respaldada por Microsoft, anunció la tienda GPT en noviembre, en su primera conferencia de desarrolladores. En un principio estaba previsto que se pusiera en marcha a finales de ese mes.

Pero en diciembre, OpenAI retrasó el lanzamiento de la tienda GPT, citando en una nota interna que seguía "introduciendo mejoras" en las GPT basadas en los comentarios de los clientes. El retraso se produjo en el contexto de la sorpresiva destitución del consejero delegado de OpenAI, Sam Altman, por parte del consejo de administración de la empresa y su reincorporación cuando los empleados amenazaron con dimitir.

Además, OpenAI dijo el miércoles que va a lanzar ChatGPT Team, una versión de ChatGPT que las empresas pagan para que sus empleados puedan utilizar ChatGPT en el trabajo. ChatGPT Team segrega los datos de la empresa, por lo que cualquier información introducida en el chatbot permanece privada para la empresa. ChatGPT Team cuesta entre 25 y 30 dólares al mes por usuario. (Reportaje de Anna Tong en San Francisco; Edición de Christian Schmollinger)