La primera parte del escenario se mantuvo bien, hasta hace muy poco. A principios de año, esperábamos una recuperación intermedia, con el rendimiento estadounidense a 10 años manteniéndose por encima del 3,85% y dirigiéndose hacia el 4,60%, antes de relajarse aún más hasta el 3,26%. Desgraciadamente, esto era sin tener en cuenta la persistencia de la inflación, que desbarató este buen mecanismo. El IPC subyacente del primer trimestre se situó en el +3,7%, muy por encima de las expectativas del +3,4%. Al mismo tiempo, el PIB anualizado sólo creció un +1,6% durante el periodo, frente a una previsión del +2,5%. Este doble efecto "kiss cool" no sólo se dejó sentir en los índices bursátiles, que siguieron cayendo, sino también en los rendimientos de la renta fija, que continuaron subiendo. ¿Cuál es el huevo o la gallina? Mi corazón está con los mercados de renta fija, que tienen fama de ser más inteligentes que los de renta variable, que siempre reaccionan con retraso.

Así pues, la superación del 4,60% parece allanar el camino para el siguiente escenario alternativo: "En lugar de limitarse a rebotar hacia el 4,60%, el mercado superaría este nivel, abriendo el camino a una continuación de la tendencia alcista hacia el 5,27/5,32% (nivel en el que se esperaría una recogida de beneficios)". El primer soporte a vigilar si queremos seguir en tendencia alcista está en el 4,33%, último bastión antes de la media móvil de 21 meses sobre la que cotiza el mercado desde 2021 y que ahora es el soporte del 3,96%.

Por su parte, el bund alemán también superó el nivel del 2,46% por debajo del cual llevaba un mes consolidándose, reactivando así el impulso alcista. A pesar de todo, los diferenciales de tipos de interés en la zona euro no son especialmente amplios, lo que demuestra que los operadores no están preocupados por los actuales niveles de endeudamiento. El OAT/BUND se mantiene estable en torno a los 50 puntos básicos, mientras que el BTP/BUND no muestra grandes signos de tensión, al menos por el momento.